Con la idea de energía casi nula, el sector de inmobiliarias plantea el edificio del futuro.
Aunque por el momento la crisis inclina las negociaciones hacia paliar la situación económica coyuntural, no se deja de lado que los problemas de hoy, repercuten en un futuro no tal lejano; el ahorro de energía es uno de los modos de enfrentar la crisis.
En Argentina se compra parte de la energía que se usa, en áreas de transporte, industria, residencia, el cambio de modelo energético es tan urgente como la reactivación de créditos para el acceso a la vivienda.
La tendencia internacional es la de investigar diferentes alternativas que contribuyan a la creación de nuevas fuentes energéticas y a su vez de la disminución de los costes de viviendas que dependen de esas energías.
Aunque en las instituciones oficiales el estudio de la eficiencia energética no da señales de combinar sus políticas de investigación para determinados sectores, no deja de ser una aspiración en los diseños en aquellas inmobiliarias con emprendimientos en desarrollo.
La deuda pendiente es la reducción de emisiones de CO2 y la rehabilitación de edificios antiguos.
Desde la inmobiliaria Mazzei Propiedades, con el desarrollo del emprendimiento Tango Work and Life, en pleno barrio de Congreso, que apostando a la reconversión de espacios, ofrece una señal contundente de la necesidad de implementar nuevos recursos en tecnología y confort, aún cuando la zona presenta características de polución, saturación de tráfico, compartiendo con un barrio que históricamente cuenta con la mayor cantidad de superficie de construcción con edificios antiguos.
Es tradición la preferencia de los argentinos por las casas antiguas recicladas, sin embargo, en los recursos o modelos tecnológicos y propuestas de energía renovable, no se descarta la implementación en edificios antiguos o con protección histórica. Es más probable que estos edificios no respondan al uso de los huéspedes a que sean poco receptivos a los cambios para su funcionamiento energético.
Esto se debe a que los propietarios tienden a considerar la vivienda como un espacio de relax, donde el tiempo de permanencia en el hogar coincide con el tiempo del trabajo.
Con nuevos paradigmas de trabajo, se ha cerrado un círculo en donde la elección de la fuente de energía plantea inminente atención.
Las nuevas tecnologías provocan una exigencia energética importante, que a su vez traslada el problema a la vivienda, que a su vez interactúa con el barrio, que a su vez depende de la profusa circulación de la zona, por su cercanía al Congreso de la Nación.
Históricamente la eficiencia en los ámbitos de la construcción, compite con el ámbito de arte, a lo que se le agrega la nueva tecnología, sistemas de conexión inalámbrica que permiten sistemas informáticos modernos y dispositivos que incluso hoy están planeados para los próximos años.
A ello hay que sumarle el problema de la inseguridad, sin dejar de lado asuntos de terrorismo, del tipo bélico, del tipo informático, que prácticamente no son temas que puedan resolverse simplemente con sistemas de Domótica que apuntan a la seguridad en el hogar, desde el punto de vista de los accesos o control de discapacitados, niños, ancianos, controlando electrodomésticos y aperturas.
Es clave en cualquier país, tener en cuenta que la reducción de energía comienza en el diseño de edificios, y que ello se consigue incluyendo a las empresas que mejor conocen del rubro, las inmobiliarias, en cualquier proyecto de planeación de la ciudad, así como de sus procesos de incentivación en la construcción y la revalorización de barrios como espacio urbano.