La casa del futuro, sin dudas, no es posible si hay casas que no lo sean. La razón es simple: recursos. Vivimos en el mismo planeta, para cualquier propuesta de vivienda del futuro.
Las características de esta vivienda tienen que cubrir las necesidades de diversas edades, de sustentabilidad, de salud, de energía, de confort.
Parece mucho, todo en un mismo paquete.
Sin embargo son atributos que nuestra casa del futuro tendrá que tener en cuenta, la pregunta es si es real, si es posible.
Teniendo en cuenta la tecnología, ya se está fabricando el piso de las casas del futuro, el piso inteligente, un material que contará con sensores que aportará funcionalidades acomodadas al habitante.
Comenzando con conexión a Internet, información sobre el peso; para ancianos y niños, información sobre situaciones de accidente, de riesgo, juegos; las posibilidades son amplias.
Hay países que ya cuentan con la iniciativa de pensar en el piso del futuro para la ciudad, con aplicaciones orientadas a informar sobre la ciudad, espacios de interés –lo cual será de interés turístico-, comunicación entre la ciudad y dispositivos de movilidad, bicicletas, autos, que permitan un movimiento de tránsito fluido y seguro e incluso permita conocer el estado de las emisiones de CO2.
Lo que puede ocurrir para una gran ciudad es viable en la unidad vivienda.
No hay que descartar la interactividad entre viviendas, que aportaría un componente social, que es una de las sorpresas de esta década: las redes sociales.
Cómo se combina esta idea con el ahorro de energía, es la pregunta, y sobre todo, con los insumos tecnológicos necesarios.
Cuando se habla de insumos tecnológicos generalmente refiere a si existe el adelanto tecnológico necesario, esto está en marcha, precisamente en Madrid, ya se realizó la instalación del suelo inteligente en la Plaza Mayor de Cáceres y Puerta del Sol de Madrid, hay planes de comenzar a instalar los dispositivos a partir de junio, en el resto de las plazas, estaciones de transporte y edificios públicos.
Pero hay otro aspecto de la tecnología, que tiene que ver con el desecho electrónico, con los insumos no degradables, propios e inherentes al cambio de paradigma tecnológico que cada avance conlleva.
Este último punto es la gran deuda en el paraíso de las soluciones tecnológica y aún se esperan resoluciones al respecto.
En el caso de la energía necesaria, hay un paréntesis natural que proviene de las políticas energéticas del país.
La situación de YPF no es ajena a los planes de la casa del futuro, pues con toda la tecnología en marcha, jardines verticales, que aprovechan la energía solar para auto mantenerse, en conjunto con techos verdes, que no sólo alimentan por sí mismos un ecosistema saludables, sino que obtiene la energía del sol, sin uso de recursos locales, combinada con los nuevos dispositivos de ahorro de energía, bajo consumo, neutraliza el efecto invernadero, hay con esto una nueva categoría de vivienda, la vivienda calificada que requiere de un control del uso de la energía de alto costo, como la eléctrica o gasífera.
Ya se encuentra en los tableros de diseño de la inmobiliaria Mazzei Propiedades, el análisis de dispositivos que controlen el comportamiento energético para su maximización y efectividad; apoyados por la tecnología que se viene desarrollando con la Domótica, habrá un momento en que se tendrá en cuenta el estándar que ya se está diseñando para establecer normas de construcción que cumplan con premisas de ahorro en el consumo.
Si las viviendas a su vez, pueden comunicarse entre sí, el consumo se puede distribuir mejor, de este modo se puede, incluso, saber con exactitud las necesidades de cada hogar.
Algunos se pueden poner nerviosos ante la perspectiva de sentirse controlados a este nivel, pero no hay que dejar de lado que los recursos son cada vez más escasos, que hemos demostrado ser irresponsables en el uso, librados al azar, y sobre todo, que cada vez estamos más cerca de agotar el planeta.
Aunque parezca que hay un futuro negativo, la casa del futuro será una inversión viable para tiempos en que los recursos energéticos entren en crisis.
Actualmente no hay indicadores que detecten la deficiencia energética de edificios, pero tal situación, es ya un valor que las inmobiliarias conocen en la medida en que pueden evaluar las posibilidades de los inmuebles según este aspecto, ya desde el monto de las expensas se puede estimar su situación energética, así como los movimientos de valores inmobiliarios en el entorno de un edificio.
En la mayoría de los casos un valor codiciado es la situación de la vista o emplazamiento geográfico, dejando de lado las posibilidades de ahorro energético, es probable que en los próximos años ese paradigma comience a cambiar.
Son planes en camino de conjurar la dependencia energética a la que estamos sujetos dependiendo de la zona geográfica; habrá opciones con ventajas como en propuestas de edificios en el corredor de la costa, conviviendo en el centro neurálgico de la ciudad, como el proyecto Tango Works and live.