Mientras en Europa la situación de las inmobiliarias bascula entre las empresas y los bancos, en Argentina el ritmo es otro, aunque los efectos parecen coincidir.
En Europa, hay una alarmante cantidad de inmuebles en mano de los bancos, la venta de ellos, con aparente bajo precio revelan que son productos que los Bancos no pueden administrar como inmobiliarias, aunque aún no se generaliza, o se convierten en una o se asocian con alguna, la experiencia en el rubro es fundamental.
En Europa y Argentina la gran diferencia entre la adquisición y los alquileres provoca un profundo sesgo en el mercado, aunque en un caso hay un exceso de ofertas de inmuebles y en el otro es lo contrario.
Paradojas que en ambos casos generados por actividades diferentes provocan el mismo efecto: problemas en la adquisición de viviendas para el bolsillo medio, que es en definitiva la clase que más presiona sobre el mercado y la que más necesita acceder a viviendas de uso y no de inversión.
La realidad del mercado actual Argentino es que hay una oferta inmobiliaria interesante para inversiones, por prestaciones, servicios, ubicaciones y calidad, pero de acceso a capitales altos, con posibilidades de alta rentabilidad en turismo y negocios extranjeros.
A pesar de la situación de controles para inversionistas, Argentina sigue siendo un destino interesante en el rubro inmobiliario, ya que está a la altura de las grandes capitales en servicios y calidad, a un precio menor y con un mercado interno en crecimiento constante debido a las inversiones en construcción con el modelo de Fideicomiso al costo y ahora en pesos.
Lo que es notable es la gran demanda permanente de vivienda, los alquileres son los más solicitados, las inversiones en cocheras, terrenos y locales son el caballito de batalla de inmobiliarias y pequeños inversores.
Mientras en lugares como España el alquiler es inferior en un importante porcentaje, entre el 25% y 30% menos que a igual fecha de años anteriores, en Argentina el proceso es al revés, los alquileres crecen.
El mercado inmobiliario no parece verse mayormente afectado en sus operaciones, pues hay un equilibrio entre el crecimiento de inversiones en emprendimientos de alta gama y la disminución de operaciones de menor riesgo.
Lo que ha variado es el tipo de inversión por el que se interesa el cliente en general y lo que se ofrece en particular.
En Capital Federal la demanda es típicamente de departamentos de 2 ambientes, preferentemente ubicados en zonas cercanas a los centros comerciales y de administración.
Especialmente en el barrio de San Telmo, desde siempre un barrio con personalidad a metros del centro neurálgico, Casa de Gobierno, y con interesantes propuestas de servicios, comercio, educación, vecino del importante Puerto Madero, que con mayor poder adquisitivo ha convertido la zona en alternativas de lujo.
Lo importante es que en su mayoría, las inmobiliarias no presentan un estancamiento o una afectación importante en sus operaciones con los cambios de políticas inmobiliarias, sino una variación hacia otro tipo de inversión, hacia emprendimientos más ambiciosos y con buenas ubicaciones, tanto céntricas como alejadas, en el corredor de la Costa.
Ambos son de la preferencia no sólo del turismo de inversión, sino de directivos de empresas extranjeras, de profesionales que llegan para perfeccionarse en el país o de inversores que en otras condiciones hubieran preferido países cálidos para invertir, como hasta hace poco ocurría en Brasil, por condiciones de turismo óptimo.
Mientras que en Europa los precios bajan, por presión de un mercado sobresaturado de propiedades, en Argentina la común oferta de departamentos de uso de 2 y 3 ambientes, se encuentran retenidos, esperando una situación más clara de las cambiantes reglas del juego.
Las inmobiliarias resguardan su capital, los bienes inmuebles, para sus clientes usuales, con lo cual la oferta abierta está un poco restringida.
Queda la opción de los Fideicomisos y una que otra operación ventajosa que es cuestión de escarbar bastante para encontrar.
En la realidad se da que el segmento que especialmente se está moviendo es el de los lujos, emprendimientos privilegiados, cuyo interés mayormente es de políticos, turismo de alta gama, artistas, diplomáticos, deportistas, entre quienes las inversiones inmobiliarias han aumentado considerablemente.