Se denominó “burbuja inmobiliaria” a la explosión ocurrida en España por los créditos hipotecarios otorgados sin garantías reales. La economía Europea estaba sobrevaluada, y como siempre, los principales indicadores son reflejo del estado de la construcción y el desarrollo inmobiliario.
El exceso de construcción, generó una gran cantidad de inmuebles desocupados, bajó el costo del alquiler y venta de inmuebles y hubo una gran cantidad de préstamos hipotecarios para adquirirlos, que los Bancos liberaban sin demasiada garantía.
En cuando hubo un desbalance entre lo que ingresaba a los bancos y lo que salía en calidad de préstamos, comenzaron a caer como un dominó los negocios basados en un modelo que no estaba presentando soporte sólidos.
La situación inmobiliaria de un país, precaria, afecta a aquellos con intereses en común y en la era de la globalización no parece posible aislarse de los problemas de otros países.
El efecto de la burbuja, la falta de crédito, afecta en general a toda una situación comercial, insumos de construcción, decoración, muebles, y por lo tanto a toda los negocios que se generan a su alrededor, entretenimiento, educación, salud.
Aunque en Argentina no hubo tal caso, ya que los créditos hipotecarios no permiten la adquisición de vivienda desde hace mucho, salvo en contados casos, se suele confundir el fenómeno porque parecemos sufrir los mismos efectos.
La situación en Argentina no puede decirse que sea el mismo caso que en Europa, pero se suele decir que nos encontramos en “Estado de burbuja Inmobiliaria”, aunque hay crédito hipotecario continuo, no parece estar al alcance del bolsillo común; otra situación es el faltante de vivienda, al contrario que en Europa, donde los bancos se han convertido prácticamente en negocios inmobiliarios debido a que se quedaron con los inmuebles impagos y por ello aparece el término “Bancos inmobiliarios”.
En Argentina la situación es de déficit habitacional, mientras, los dueños que alquilan pueden darse el lujo de solicitar garantías reales y seguras, usando la intermediación de inmobiliarias, que son las que cuentan con la experiencia y el conocimiento que garantiza una buena transacción.
Las condiciones en Argentina, curiosamente, son opuestas a las que generaron la burbuja inmobiliaria, pero por esas ironías de la vida, hay un efecto común en ambos fenómenos.
Por ahora, las complicaciones con respecto al control del dólar, han demostrado ser más una carga administrativa extra que un problema en las operatorias inmobiliarias, que no han disminuido, sino en algunos casos atrasados, en otros, habilitó el cambio de moneda en la operatoria, en cuanto el mercado se acomodó a la exigencia, las operaciones volvieron a su movimiento usual para la época y los precios.
A mediados de año, los bancos anuncian algunos cambios en sus operaciones para facilitar el crédito.
Es difícil analizar la economía en Argentina, porque el rescate que se realiza en Europa debido a la burbuja no es una opción viable, ya que la situación no es la misma.
En cualquier país saneado, lo principal es la confianza de los inversores, la confianza en sus medios de financiación, en Argentina, a ambos se les ha asestado un golpe grave que sufre sus consecuencias desde que ocurrió, en el 2011.
Los pequeños capitales de los pequeños ahorristas, no parecen ser la causa de la fuga de moneda extranjera, y por ahora, los controles no parecen dar el resultado que el gobierno esperaba, cabe esperar que las medidas se retrotraigan, al menos para aflojar la situación que genera más falta de viviendas disponibles para alquilar o vender.
Los nuevos emprendimientos inmobiliarios, no parecen estar orientados al bolsillo común, pero sin duda son propuestas a la altura de las grandes capitales, y sobre todo a las nuevas tendencias, tanto en seguridad, como los sistemas que incluyen domótica, como a la sustentabilidad, las propuestas de jardines verticales en las construcciones que ya se están proyectando, el edificio del futuro.
Mientras, las nuevas condiciones para las operaciones inmobiliarias, requieren de diversos profesionales, abogados, arquitectos, escribanos, evaluadores, y demás personal de servicios, todo lo que hace que no sean las mismas condiciones de descuido que generaron la burbuja inmobiliaria.
Tales garantías afectan a las comisiones en ventas y alquileres, pero a la larga es un reaseguro de las condiciones de la operación, quien no ha tenido la precaución de usar el asesoramiento de una inmobiliaria de prestigio, tarde o temprano lo ha lamentado.
Por ello, la ley de aranceles que regula los honorarios profesionales de todos los involucrados protege de la manera que se considera más justa a todos los involucrados en las operaciones inmobiliarias.
Los precios en el mercado inmobiliario, además de esta regulación, son producto de la natural oferta y demanda de un producto que cada vez es más escaso: la casa propia.