El gobierno Chino impone políticas de restricción a la adquisición de viviendas. La política social de China es siempre un asombro para el resto de los países, el control de una población tan numerosa, así como el espacio para contenerla es como un laboratorio de experimentación sobre políticas de contención social.
La primera señal de una economía en desborde aparece en las operaciones inmobiliarias, precisamente, es un punto sensible en cualquier sociedad, ya que la vivienda es el bien primero y el necesario para todos, ya sea en la forma de compra o alquiler.
Las ciudades colapsan cuando no puede responder a la demanda en cantidad de vivienda para sus ciudadanos.
En China siempre se está al borde, el país más poblado del planeta cuenta con políticas especiales para la adquisición de viviendas.
La situación se propaga como un dominó, y el efecto comienza a aparecer en las compañías especializadas en decoración de interiores, en las de ventas de productos para la construcción, para el hogar, y todo lo que se mueve alrededor de la construcción, supermercados, centros de entretenimiento, centros de salud.
Cuando algún factor de la cadena de productos que involucran emprendimientos inmobiliarios presenta algún problema, las consecuencias son de efecto en una totalidad de compañías cuyos efectos llegan a los más pequeños eslabones de la cadena.
Todo cuanto en el mercado Chino no es absorbido por su mercado interno, se descomprime hacia el resto del mundo.
Aquellos países en relaciones comerciales con China, como lo es Argentina, serían la opción inmediata.
Más allá del negocio inmobiliario, los productos y materiales que involucra no sólo son los usados en la construcción, sino, en una proporción inimaginable para países con mucha menos población, como el nuestro, es el negocio de la decoración.
La política de restricción refiere a la cantidad de viviendas que una sola persona puede adquirir o tener como dueño.
El hecho provocó la caída de los negocios que como rémoras, del gran tiburón, se alimentan de los emprendimientos inmobiliarios.
Paralelamente ocurre un fenómeno conocido por nosotros, en China, la cantidad está siendo objeto de cuestión, para comenzar a prestar atención a la calidad. Están comenzando a resolverlo con la adquisición de productos extranjeros, de calidad, provenientes del exterior.
Lo cual agrava el problema en forma interna.
Asuntos como “prestigio de marca”, eran un concepto occidental que el número de habitantes no permitía ingresar, China necesitaba de todo mucho, pero con el tiempo, los negocios marcan el ritmo, y las exigencias de las interrelaciones entre países, obligan a pensar de otra manera, sin dejar de lado la penetración cultural respecto a los objetos que implican posición social, y China, con tradiciones milenarias, hacen de los signos de la posición social un modo de vida.
Aunque el mercado mundial está abarrotado de productos chinos, los negocios inmobiliarios son el origen de toda transacción y cuando ese ítem se ve afectado, toda una cadena de consecuencias que sin duda afecta a todos los países en relación a China se verá afectado.
Las restricciones en negocios inmobiliarios en China afectarán, sin duda, al resto de los países, ya sea por una fuerte inmigración de personas en busca de viviendas o inversiones, ya sea en el ingreso de productos de decoración que intentará abrirse espacio en el mercado local.
Tomo prestadas las palabras de la teoría del Caos: cuando vuela una mariposa en China, aumentan las inversiones inmobiliarias en Argentina. Versión personal.