Lo más notable en materia económica del último año son las trabas a las importaciones, el fantasma de una Argentina prehistórica sin adelantos tecnológicos sobrevuela el imaginario popular.
El ministerio de Industria está aplicando un sistema de licencias sobre nuevos productos de consumos, sobre todo: electrónica e indumentaria, dos de los rubros de mayor crecimiento de consumo en el país en los últimos años.
La idea de “preservar el mercado interno” es vieja y bajo esa frase se ha tomado todo tipo de medidas que nunca se ha llegado a comprobar que favorezca en realidad al mercado interno, sobre todo cuando el llamado mercado interno son las necesidades de las personas, con diferente niveles en el desarrollo de sus propias necesidades, como por ejemplo, la carrera tecnológica.
Mientras el proceso de reindustrialización a que apunta la medida, es lento, las inversiones pujan por lo suyo, si la estrategia surte efecto, será a largo plazo, de manera que estas medidas, naturales o antinaturales, dependiendo del lado de mostrador del que opina, dirigen las inversiones perentorias hacia otras posibilidades: el mercado inmobiliario.
Se espera entonces, algunas actividades de control, por parte del gobierno sobre operaciones inmobiliarias.
Las operaciones de fideicomisos, transacciones con capitales extranjeros o clientes del mercado local, seguramente serán seguidas de cerca por los mecanismos de control estatal, bajo la sospecha de operaciones de lavado que antes eran competencia del comercio exterior.
Estamos ante las puertas de un proceso en el que el control de inversiones se basará en el control del comprador o inversor.
Frente a las opciones del pequeño inversor, ya que la compra no cuenta con el respaldo del crédito hipotecario, el surgimiento de la figura del fideicomiso, tal vez haya otra opción, que está ofreciendo interesantes resultados en estados unidos: el leasing.
Un sistema de leasing es una forma de compra a futuro, que comienza con un alquiler. Es una especie de alquiler con derecho a adquisición.
Se trata de utilizar plazos de alquiler bajo la opción de que sean en realidad cuotas adelantadas por compra futura.
El alquiler se pacta por un tiempo al término del cual, el inquilino, puede acceder al derecho de compra por un monto a determinar.
Al término del contrato, si no se desea la compra se puede renovar el alquiler bajo las mismas condiciones.
Una ventaja de este instrumento es que se puede financiar el 100% del valor del inmueble, mientras que con las hipotecas sólo el 70 %.
Lo bueno es que frente al control impositivo, también es una ventaja ya que es una inversión que no cuenta como patrimonio, y por ello mantiene libre la capacidad de endeudamiento del inversor, la propiedad adquirida de este modo no califica dentro del ítem de impuestos al patrimonio, el inmueble puede ser de un alto valor y no hay que pagar impuesto por ello, ni estar bajo la sospecha por el caso de lavado de dinero.
La desventaja es que el inversor debe mantenerse solvente y en capacidad de mantener la propuesta de compra, sin la cual la operación lo perjudica ya que estaría pagando un alquiler como de otro cualquiera, mientras que asume la responsabilidad de la propiedad tal como si fuera el dueño, en mantenimiento y servicios, teniendo que cubrirla con seguro como modo de proteger la inversión, aunque esto último no es obligatorio, es prudente.
El marco jurídico para este tipo de operaciones en Argentina está vigente, el sistema leasing podría ser la respuesta a muchos inversores que no se animan a la compra con tan altos precios y no tienen acceso a créditos hipotecarios.
Para este tipo de operaciones se necesita un banco que esté dispuesto a respaldar la inversión y las inmobiliarias que estén dispuestas a terciar en la operación.