La casa, es la primera piel, la tercera piel, según la teoría del Feng Shui o ciencia de bau-biología.
Si se puede decir que hay alguna tendencia natural en el ser humano a buscar sí mismos aspectos positivos de su entorno, en Latinoamérica parece dar resultado, pues el ladrillo es muy nombre en ese sentido, se lo considera material sano, fuerte, recibe y trasmite energía de la buena, es fresco en verano, caliente en el invierno, y por ser provisto de un recurso no renovable: la tierra, es en realidad muy caro, sin embargo, sigue siendo el material preferido en Latinoamérica donde no se concibe prácticamente, otro material.
Materiales sanos de construcción, parecen contrarios a los condicionamientos económicos.
En la extraño desarrollo tecnológico, los materiales artificiales, que conllevan tratamiento para ser producidos, sintéticos, artificiales, son más livianos, cómodos para traslados y se conciben con la forma adecuada, son los moldes adecuados.
Los materiales, sanos, ideales, suelen ser de costos elevados, revestimientos de interiores cerámicos, corchos, madera, pinturas naturales, que tienen a ser poco duraderas sin el tratamiento adecuado.
Las inmobiliarias conocer muy bien este tipo de ambivalencias: la casa moderna, no parece combinar con la idea de un espacio sano y natural, sino más bien todo lo contrario.
Lo que más viste la decoración de una casa son los materiales aglomerados, fibras sintéticas, revestimientos vinílicos.
Las inmobiliarias sugieren el camino del equilibrio, ni mucho de lo uso, que sería caro, y poco duradero, si lo otro que daría demasiado artificial y tal vez se encarezca en otros sentidos, que no el mantenimiento, sino la hechura.
En el medio hay elecciones intermedias, como los pisos de madera a base de poliuretanos, en vez de los comunes de vinílico, los tratamientos de pisos en base al mismo material: el poliuretano, que ofrece una plastificado de protección que ahorra en el mantenimiento, y está más cerca del ideal bau-biología.
La casa, la piel que se ofrece al mundo, no es solo lo que se ve, sino también lo que se toca, lo que se huele, la cara que se ofrece al aire, la lluvia y el sol, todos esos elementos presentan una dualidad entre el bien y el mal.
Mientras que para la vida moderna es mejor lo que más artificialmente ofrezca posibilidades de poco mantenimiento, desde el punto de vista del Feng Shui, lo mejor es lo natural y en tanto deba cambiarse, ofrecer en ello la ventaja de la renovación, la circulación, vivir la tercera piel como se vive con la naturaleza, renovándose, adaptándose.
Se sabe que cada vez más la visión del Feng Shui se adapta a la oferta inmobiliaria, y con ello quizás comience a insertarse el componente económico, como cualquier servicio que se ofrece junto con la oferta de una casa.