La reacción ante la palabra hipoteca es un sello de idiosincrasia de los países, mientras en algunos es una tradición, como en Estados Unidos, para otros es una forma inaceptable de vida, como para el temperamento latinoamericano.
Sin embargo es un hecho que la sociedad del mundo está organizada alrededor del hecho de conseguir la tan ansiada casa, en la mayoría de los casos, lleva la vida entera.
La casa propia es un bien básico, y las hipotecas cada vez más caras, cuando no difíciles de conseguir.
Entre otras cosas porque se necesita avales, que no son fáciles de conseguir.
Las hipotecas son en otro aspecto un instrumento preparado para las personas, para un poder adquisitivo determinado; las crisis financieras en el rubro, significan crisis financieras en las economías personales.
Adquirir una vivienda en Argentina hoy es un indicador, mientras la vida está pesificada, las viviendas están dolarizadas, y la población crece. De repente, de un día para otro, pudimos comprarnos la mitad de una casa, luego nos pudimos comprar un cuarto de casa, en una estimación gruesa, pero la realidad es que el crecimiento de precios no es solo del cambio, sino además en dólares, se diría que prácticamente el costo se colocó a un alcance de economías muy particulares.
Las políticas de gobierno estabilizadas ayudan, y la oferta de hipotecas crece.
Lo cierto es que si el valor no es real, no se acerca a su objetivo que son las personas que adquieren hipotecas, hay un desajuste que tarda en equilibrarse, no se puede hacer “acopio” de hipotecas, o de casas; se construyen casas con altos costos, hay que colocarlas rápidamente, de ser posible ser socios en el emprendimiento inmobiliario, por ello, no parece descabelladla la inversión en terrenos en edificios en construcción, en el futuro, para quien puede hacerlo.
En el mundo el sistema está enrarecido, la crisis de Portugal, aún presente, ha puesto en el imaginario de los compradores dudas respecto a la reacción de la banca en general para soportar o avalar el sistema inmobiliario.
La gigantesca morosidad en los préstamos bancarios trasladó el problema a los avales, que son los bancos, lo cual hace ingresar en el terreno de la negociación el valor de los inmuebles, para no perder definitivamente, se negocian precios menores en los inmuebles, con el fin de poner al alcance de la economía del hogar, el pago de hipotecas, en vez de tener que soportarlo la banca en general.
El desbalance produjo un hecho extraño, los compradores quedaron endeudados, teniendo que pagar por mora, aquella hipoteca ya ejecutada por los bancos, teniendo que pagar ahora por un inmueble que no será suyo.
Así funcionan los sistemas financieros, bien mientras no haya pasos en falso.
En Argentina, se presenta una creciente demanda de edificios, casas, terrenos, cocheras, lo cual sostiene de por sí la confianza en los avales, y por lo tanto en los bancos se puede acceder a hipotecas de manera relativamente sencilla, cuando se tiene el modo de demostrar que se pertenece al sistema financiero con los avales adecuados.
Una hipoteca es un instrumento con soporte jurídico, con valor como una letra de cambio, un boleto de compraventa que se puede negociar como papeles de acciones cuyo valor es representativo más de un equilibrio en el sector de cualquier otra realidad que golpee a un país, ese es un poco la crisis, la negociación hipotecaria, más que la construcción física, real del propio inmueble ha traspasado los límites de la mesura, en el mundo globalizado, los papeles “viajan” a velocidad de bit, al igual que cualquier otro instrumento de objetivo económico, se cotiza como un lingote de oro, su precio varía según el mercado, según quizás la distancia hasta donde llegue, incluso a velocidad de herzios.
Sin embargo en Argentina, sigue siendo un instrumento sólido para acercar el ansiado sueño de la casa propia, y se puede gestionar a través de lasinmobiliarias, de manera segura y accesible.
Aún somos un país alejado de la extravagancia financiera de países alejados, tal vez es momento de aprovechar el vuelo.