Si bien me manifiesto admirado por la habilidad versificadora del payador de referencia, su tratamiento hacia el matambre me parece un poco como demasiado irrespetuoso. El matambre merece, (por lo menos en mi opinión) un mayor aprecio de parte del cristiano, por los beneficios que otorga a una alimentación práctica y de muy agradable degustación.
También creo que los ñoquis de papa no deberían permanecer en el olvido de quien manifieste en su verso un acercamiento a la vida salvaje de las criaturas alimenticias.
Que lo antedicho no se interprete como falta de agradecimiento ante esa lírica a la que, con escasa generosidad, me atrevo a calificar por lo menos de admirable. Muchas gracias.