En cuanto se deje de llamar crimen religioso a la violencia lisa y llana, quizás algunas cosas cambien.
Creo que debería ser el caso del incendio provocado por “judíos” armados que ingresó a la mezquina de Beit Fajjar, en Cisjordania.
Si la noticia se transmitiera como “un grupo de delincuentes incendiaron una mezquita”, sería más acertado, el hecho de que cualifiquen el crimen, parece que lo minimizara, como si el hecho de que los delincuentes aduzcan que son “represalias”, les quitara menos sentido de crimen.
Es hora que se tome las cosas como son, las excusas religiosas ya deberían ser parte del pasado, y se debe juzgar las cosas por su nombre, como delito que son.
Tanto judíos como palestinos se escudan detrás de luchas por la identidad, el espacio, la religión, y tantas excusas que tienen que ver con la historia de la región que van perdiendo la noción de lo que es delito o no lo es.
En ambos bandos el sentimiento es el mismo, creen que hacen patria, o que defienden alguna raza, o que serán premiados en el más allá con dones por “matar” al enemigo.
Y los medios que trasmiten la información contribuyen. Si dejaran de llamar “judíos” y “palestinos” al perpetrador, y comenzaran a llamarlo delincuentes, la historia se iría acomodando a su dimensión real y entre otras cosas, se dejaría de bastardear el origen de los delincuentes como sinónimo de personas peligrosas.
Hay muchos judíos y palestinos en el mundo que jamás cometerían semejantes actos, pero sufren el oprobio del prejuicio a los cuales los medios contribuyen.
Dejemos de una buena vez de llamar “judíos armados”, o “palestinos tirabombas” a esos delincuentes que usan esa excusa para cometer todo tipo de actos.
|