Si bien se le asestó una cachetada económica a Fibertel, con fuerte repercusión de cierre, que debe haber provocado una “corrida” de usuarios, la cosa no le está resultando fácil al gobierno.
Estuvieron tanteando el terreno, ofreciendo ese negocio a cuanto competidor quisiera ese bocadillo, solo para darse cuenta que nadie tiene ni la tecnología ni los recursos para hacerse cargo de esa papa caliente, sin afectar los intereses de los usuarios.
Un juez hizo lugar a los usuarios y dictó la no aplicación de la caducidad de licencia solicitada por Julio De Vido mediante una medida cautelar.
Por ahora, el gobierno queda impedido, y desde mi punto de vista, fue un salvataje al ministro de planificación Julio De Vido, ya que le dio la excusa perfecta para dejar esa operación al menos en espera.
Creo que el gobierno no midió los efectos al intentar atacar a Cablevisión utilizando a su empresa satélite Fibertel, pues no supo interpretar que ese servicio no era monopólico sino que ningún otro podía ofrecerlo.
Entendiéndose como actividades monopólicas a aquellas actividades que una empresa, usando su poder económico, realiza para no tener competencia, Fibertel, precisamente incurre en ello con la alianza con Cablevisión ya que de ese modo ofrece una ventaja competitiva insuperable: el cable coaxil es uno solo, y con ello ofrece dos servicios, cable e internet.
Aunque Telecentro ha salido a enfrentar esa oferta y la redobla ofreciendo telefonía, aparentemente en velocidad y prestación el coaxil sigue siendo el servicio óptimo.
Más allá de la diferencia de precio, lo que va en picada es la telefonía, los contenidos pasan por los celulares, el viejo y tradicional teléfono va en baja, con servicios de chat, internet, MSM, y demás medios de comunicación, la velocidad de Fibertel marca la diferencia.
Es sabido que los soportes de Fibertel son de lo peor que hay en el mercado, suelen tardar tanto en solucionar problemas que es más resolutivo cambiar de compañía a esperar el service de ellos, en la era globalizada no se puede esperar 15 días para un simple arreglo, que generalmente es provocado por vecinos inescrupulosos que manipular las conexiones dejando desconectado al usuario verdadero, sin embargo como no hay penalización para la actividad es pan de cada día y dolor de cabeza para usuarios honestos que se tienen que bancar la espera o cambiar de compañía, en ese sentido telecentro es una opción más que interesante, instalan rápido, ofrecen más servicios y a menos de la mitad del precio de Fibertel.
Mientras, los usuarios han hablado: prefieren los malos servicios de mantenimiento de Fibertel, a lo económico en telecentro, y los usuarios de telecentro, prefieren que a iguales problemas de mal servicio de atención técnica, al menos el precio que pagan es la mitad.
Como sea, al no poderse garantizar, por parte del gobierno la continuidad del servicios, los usuarios mandan, la medida cautelar, será publicitada como una traba para el gobierno, pero según yo, estarán aliviados que alguien haya parado esa fantochada irrealizable.
Este movimiento del gobierno es equivalente a aquel del 82 % para los jubilados, es fácil hablar, antes debieron fijarse cómo realizarlo, con la diferencia que lo de Fibertel huele a extorsión, el gobierno debió saber que era irrealizable y se expuso de todos modos como medida de presión orbitalmente contra el diario Clarín.
Los usuarios, acostumbrados a estas escaramuzas, no se inmutaron, presentaros medidas de amparo y siguen con la empresa, no porque sean leales a Fibertel, sino porque los condicionamientos económicos los obligan.
Para quien trabaja con o en Internet, cambiar de compañía es una pérdida difícil de remontar.
Según creo, la intención de voltear Fibertel terminará quedando sin efecto por impracticable.
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