Lo que asusta de lo viejo y lo nuevo en materia de funcionarios gubernamentales es que hay de todo en la agenda política, pero nada que tenga que ver con la cultura.
Lo extraño del asunto es que son los intelectuales los que tienen que pedir por ello, a nadie le parece importante que haya actividades culturales.
No es de extrañar que se lea usualmente, sobre todo en lugares como este, que hay cierta connotación de desprecio al llamar a alguien intelectual, claro, si los que crecen en un país en el que la cultura no es importante, cómo va a extrañarnos que se tome a los intelectuales en cuenta, tanto en producción como en opiniones.
Si además, bajo el nombre de: los intelectuales solicitan políticas de inclusión social; el gobierno le saca el cuerpo al problema, cada vez quedan menos los que se dan cuenta que la forma de salir de la crisis, no sólo personal, sino grupal, es con cultura, con educación, con inclusión.
Actividades como el registro del material educativo, conservación de museos, de archivos, son directamente ignoradas, es el mejor modo para que un pueblo vaya perdiendo identidad.
En la agenda política de los gobiernos de hace al menos una década, no hay conciencia de que cultura es disponer de todos lo medios para mejorar la educación, hace generaciones que los jóvenes salen de la secundaria sin conocimiento real, como medida paliativa, para ingresar a las universidades, en vez de solucionar el problema desde la secundaria, introdujeron un engendro llamado CBC, ciclo básico común, en el cual hay docentes con peor formación que algunos alumnos, diciendo burradas; me consta, presencie personalmente una de esas “sesiones pagas” por el estado, para fingir que se ocupa de la ecuación, cuando lo que hace es callar protestas: ahí tienen, le doy plata para que ustedes arreglen el asunto; dijeron, y todo sigue igual, pero ahora hay un montón de intereses económicos que ha callado la única verdad: la cultura y educación no forma parte de ninguna política de gobiernos desde hace por lo menos 40 años.
Hace tiempo que hay paralizado todo tipo de financiamiento para la cultura, la áreas económicas se mueven, se acrecientan, crecen se multiplican y se comen a todos nosotros, menos la cultura, que cada vez es peor
El ciudadano común, se queja con golpe de ollas, pero no advierte que él llega a las ollas justamente por llamar, “intelectual” despectivamente a todo lo que signifique un reclamo del área cultural, claro, no alcanza a verlo porque él mismo es un producto de esa desidia.
La cultura es la mejor herramienta que el pueblo debe exigir, y sin embargo la dejan de lado.
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