Supongo que muy pocos están al tanto de este tipo de noticias, pero a mi, a veces, me agarra el vicio de mirar cómo va el mundo en relación a los premios literarios, sobre todo después del decepcionante Nobel de Vargas Llosa.
Considero de público conocimiento que ese autor, no escribió por ser escritor, sino que hizo los deberes con el manual de “Cómo Ganar el Nobel”, chupó los trastes políticamente correctos, dijo las palabras políticamente correctas, incluyendo en su gesta de ignorante todo tipo de dichos sobre Latinoamérica, y digo Latinoamérica y no sólo Argentina, porque hay que incluir a su propio país y otras torpezas eficaces que le otorgaron el galardón.
Pero me temo que no está sólo.
Hace poco, premio menor, pero no menos importante, apareció una polémica en Chile, sobre el premio de ese país, la puja era entre Diamela Eltit e Isabel Allende, que es algo así como comparar el caviar con la palometa.
El mundo literario vio asombrado cómo las “compañías”, nuevamente políticamente correctas están dando paso a la honestidad intelectual.
Fue obvio el amañado destino del premio, Allende, que se cree heredera del “dolor” de un presidente que se jugó por su país y entregó su vida incluso, usufructuando el conveniente parentesco de ”sobrina”, dejó a la monumental Diamela Eltit en el camino.
Sencillamente inaudito, Diamela Eltit, una escritora de estirpe de la talla de Borges y sus iguales, comparada con la novelera escribidora de la Allende, me da vergüenza por el país vecino, cuya literatura, representada, para mí por Bolaño, Donoso, Eltit, Lemebel, y seguro que me dejo afuera a otros tantos importantes, tenían mucho y variado para elegir.
Pero claro, Latinoamérica siempre se destaca por esas notas discordantes.
Ahora, me temo, tengo el síndrome de la desconfianza, acaban de otorgarle el Premio Nacional de Literatura en Santo domingo a Jeannette Miller.
Con vergüenza digo, que he leído cuentitos de aquí y allá de esa autora, y la culpa es de las editoriales o librerías que no distribuyen los libros, de novelas, nada, de poemas tampoco.
No tengo ni idea de cuál es su “lugar” en la constelación literaria, porque cuando se habla de los premios, ya no se mencionan las obras del autor, o se menciona cuál es su aporte literarios sino que se dice: Hija del escritor Freddy Miller, su padre fue asesinado por la dictadura de Rafael Trujillo.
Misma frase, parecida, muy, a aquella que enarbola la Allende desde que usó ese argumento para vender libros.
Claro, pueden no se equivalentes, estoy abierto a cambiar de opinión, pero, con gente como Allende ganando un premio Nacional en Chile, como Vargas Llosa, ganando un Nobel, ya está “sucio” el concepto, Ya no se puede creer en esos premios, ni en las personas que los otorgan, ya la chabacanería y los “arreglitos” y los “trabajos para ganar premios” han llegado a todo nivel.
Hay algo en lo que coincido con Vargas Llosa: no puede ser que haya ganado el premio que no le dieron a Borges.
Creo que hay que hacer algo al respecto, y por lo que hay que comenzar es a ver cuál es el jurado que se elige para los premios, estos, que son representativo de los países, asegurarnos de alguna manera que no nos avergüencen, ni ahora ni en el futuro.
No sé nada de la escritora Dominicana, no tengo derecho a opinar, sólo estoy haciendo un comentario de si no se está tergiversando el propósito del premio, que es literario, por cuestiones ajenas al tema.
Eso digo.
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