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27 Con la verdad no ofendo ni temo. Lo que me da pavor es que la verdad sea tan soluble en el lenguaje   por   marisita
 
 
animacion 11/12/2010 | 7:12:11 AM  
 
Caracteristicas del Sistema Familiar
Los valores en la familia
Tags:
  educador   familiar   familia   exclusion   educacion social   trabajo social   formacion   intervencion
 

Los valores en la Familia

Como definición de valor podemos decir que son «elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos» (Rokeach, 1973 en García, Ramírez y Lima , 1998).

Los valores, por lo tanto, nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relacionan con el sentimiento sobre nuestra competencia social.

Los Educadores Familiares tenemos que trabajar para promover y dirigir a las familias hacia la armonía, el bienestar, el afecto, aspectos que refuerzan los siguientes valores:

- Universalidad, entendida como la comprensión la tolerancia, la estima y la protección de todas las personas y de la naturaleza
- Benevolencia, entendida como la preocupación por la preservación del bienestar de las personas próximas
- Seguridad, entendida como valoración de la integridad, armonía y equilibrio tanto a nivel interpersonal como social
- Conformismo, entendido por la restricción de acciones o pulsiones que puedan resultar dañinas para los otros o que violen las expectativas o normas sociales.
   

Jerarquía y poder en la familia
   
Pese al deseo de igualdad, correspondencia y conformidad perseguido en la familia, es evidente la existencia de una jerarquía y también de un poder que ejerce uno o más miembros del grupo de acuerdo con unas características propias de cada entidad familiar.

Se da dentro de la familia una organización, incluso en la división del trabajo, que puede seguir o no unas pautas universales. Así, parece natural la asignación de tareas según el sexo, pero tampoco ésta es una constante general. ¿Por qué no es una constante general?. Lo podemos observar por ejemplo en cuanto a la ganadería, que en muchas sociedades, está al cuidado del hombre, mientras que la agricultura parece ser patrimonio de la mujer, pero la antropología ha descubierto bastantes excepciones a la regla. Sin embargo, esto no es óbice para que se constate en el seno familiar una determinada organización, jerarquizada y, por ende, con claras evidencias de poder, que es distinto en los variados linajes tradicionales, pero que incluye una cierta diferenciación.

En las sociedades clásicas, encontramos, la típica existencia de los poderes religiosos, político, económico y jurídico, bien acumulados por una persona, bien con cierta distribución jerárquica establecida.

Es importante que tengamos en cuenta un elemento muy importante dentro de la familia que es el poder de decisión por parte de quien posee experiencia en la distribución de bienes y autoridad para llevar a cabo las decisiones que habrán de atacar los miembros de la familia. Dichas tareas requieren del conocimiento de unas reglas no arbitrarias, sino fundadas en el cumplimiento e interpretación de normas que constituyen una especie de corpus elemental de carácter jurídico.

Naturalmente el poder que nace y se integra en la comunidad, tiene una proyección en la vida social. La familia no es una entidad cerrada en si misma, sino que su apertura le permite y obliga a establecer una comunicación con las otras familias y con la sociedad circundante, que reconoce, de manera universal, su importante papel.

Podemos finalizar señalando que jerarquía y poder, autoridad, en definitiva, es una constante que puede observarse en las distintas familias, aunque, hay que decirlo, la familia occidental moderna ha sufrido cierta quiebra en este sentido y no puede hablarse ahora en los mismos términos de antaño ni es comparable con las sociedades tradicionales.


LA FAMILIA Y EL CAMBIO SOCIAL. ESTRUCTURA Y FUNCIONES DE LA FAMILIA ACTUAL

La familia es la institución social más antigua. Ha ido evolucionando y ofreciendo diversas formas, según tiempos y lugares; parece que la familia, como tal, es esencial a la vida humana social y, por ende, es insustituible, necesaria e irremplazable. Todo ello viene de que la familia desempeña un papel fundamental en la Sociedad: «la familia, en contra de prejuicios y apariencias, sigue poseyendo una gran influencia sobre la realidad social moderna. Tanta, que bien pudiera sostenerse que la llamada crisis lo era no de agonía o degradación, sino más bien de crecimiento, desarrollo y transformación. Por lo tanto, de ser esto así, sus más característicos signos no deberían interpretarse en términos desorganizativos ni catastrofistas sino como una reestructuración funcionalmente adaptativa. Pues, en efecto, numerosas evidencias parecen atribuir a la familia el papel de una nueva centralidad, indispensable para la moderna reproducción social».

La familia es una realidad social compleja, que combina dos elementos humanamente necesarios pero, a la vez, antinómicos entre sí:

- Función social, por la cual cumple con cometidos sociales, los principales de los cuales se evidencian en sus funciones de regular la vida sexual, la creación de la prole y la educación básica de ésta
- Función individual, por la cual posibilita la satisfacción de necesidades básicas de los individuos, como son la intimidad, la seguridad y el amor.

Sabemos que lo social y lo individual son dos polos humanos antinómicos, de modo que todo lo que se da a uno de ellos crea un conflicto con el otro polo. Esto es la causa de que el tipo de familia «patriarcal» (que aseguraba los aspectos sociales de la familia) conculcara y quebrantara menudo los derechos individuales de sus miembros. En cambio, la moderna familia «nuclear», que atiende a los derechos de libertad, de afecto, de movilidad, con su permisividad para los individuos (por ejemplo, con la posibilidad de divorcio), envuelve e implica no sólo la estabilidad de la institución familiar, sino también consiguientes ventajas de ella (en este caso, el equilibrio afectivo de los hijos).


El cambio social en la familia

La familia, como institución, depende no sólo de las funciones que desempeña en la sociedad sino también de ciertos factores sociales, que analizaremos en los apartados 3.1.1 y 3.1.2, que son causa de la estructura que toma en uno u otro caso. Podemos ver dos de los enclaves producidos, más notables, que han incidido en dicho cambio socio-familiar, y son:

a) Relación de edades: Lo habitual es que el hombre sea un poco mayor que la mujer, hecho que tendría explicación biológica de que el hombre, teniendo una maduración personal  más lenta, es mayor que la mujer que tiene su mismo nivel de madurez

b) Migraciones: En este fenómeno también se observan determinantes en la constitución de parejas matrimoniales; por ejemplo, en las migraciones del campo a la ciudad, propia del mundo industrial, las mujeres emigraron en mayor número, por lo cual ellas tienden a quedar solteras en la ciudad, mientras que los hombres tienden a quedar solteros en el campo, en el cual mayormente han permanecido.

La familia es una realidad social que se halla sujeta a cambios constantes. Y esto es así, constituye un hecho necesario, ya que la familia es una realidad social que depende de otras realidades sociales. Hay tantos tipos de familias como identidades sociales y culturalmente construidas. El debate actual en torno a la crisis de valores familiares y sociales es el reflejo de los conflictos surgidos ante los valores y significados contradictorios con que la realidad se nos presenta desde diferentes instancias y ámbitos de actuación social».

En muchos estudios se hace referencia a la familia española, pero podemos decir que, en realidad, no existe la familia «española» propiamente dicha. España, en efecto, es un país de grandes diferencias regionales, y lo mismo que se observan en ella diferencias lingüísticas, culturales, económicas y demás, se las observa también en las características familiares. Como dice Francisco Chacón Jiménez, al igual que en otros países, «en España son las grandes áreas regionales, caracterizadas también, lo mismo que en Francia o Italia, por sistemas de herencia y residencia distintos, las que definen la familia española», la cual queda determinada, en cada región, por los variables aspectos que rigen el régimen matrimonial y la organización doméstica.

A continuación, señalaremos algunos de los factores o aspectos tanto cuantitativos como cualitativos que afectan y han afectado la familia de una forma u otra:


Factores cuantitativos

En el cuadro siguiente podemos observar los cambios cuantitativos más destacados que han influido en el sistema familiar.

Con estos factores que estamos analizando, y los que nos quedan por analizar, podríamos debatir si el tema de las familias numerosas ha pasado a la historia y ser ya cosa del pasado. Una cuestión que parece demasiado clara, si tenemos en cuenta la opinión de la mayoría de los matrimonios jóvenes y la conciencia de nuestra sociedad actual, que ve en la superpoblación del planeta una fuente de males para el mismo, de diverso tipo.

(*) En cuanto al índice de natalidad podríamos estar escribiendo durante páginas y páginas, ya que es un tema que nos puede afectar a todos de una forma u otra. Guiándonos por una encuesta  hecha por el Centro de Investigaciones Sociológicas, los factores que han influido en el descenso de la natalidad son los siguientes: el uso de anticonceptivos, la actividad profesional de la mujer, las dificultades de la situación económica, la insuficiencia de ayudas económicas a las familias, el deseo de los padres de no «atarse» con los hijos, «los hijos cuestan demasiado caros», etc.


Factores cualitativos

Algunos aspectos de apariencia negativa, y que nos hacen hablar de una crisis familiar, en numerosas ocasiones parecen estar en decadencia, según indican variedad de estudios y de encuestas y se presagia una época de mayor aproximación a la familia tradicional.


Estructura de la familia actual

El concepto de estructura describe la totalidad de las relaciones existentes entre los elementos de un sistema dinámico.

La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia. Dicho de otro modo, estructura familiar, hace referencia al conjunto de demandas funcionales que indica a los miembros como deben funcionar. Así pues, una familia posee una estructura que puede ser vista en movimiento.

La estructura familiar no constituye una entidad inmediatamente, ni prontamente, observable por parte del observador. Los datos del educador familiar y su diagnóstico se logran experimentalmente en el proceso de asociarse con la familia. El educador familiar analiza el campo transaccional en el que se relaciona con la familia, para lograr así un diagnóstico estructural.
   

Subsistemas de la familia

El sistema familiar se diferencia y desempeña sus funciones a través de sus «subsistemas». Los individuos son subsistemas en el interior de una familia. Las díadas, como puede ser la de marido-mujer, madre-hijo o hermano-hermana, pueden ser consideradas rotundamente subsistemas.

Cada individuo pertenece a diferentes subsistemas en los que posee diferentes niveles de poder y en los que aprende habilidades diferenciadas.

Describamos los tres subsistemas que fueron citados anteriormente:

a) El «subsistema conyugal» (matrimonio): Se constituye cuando dos adultos de sexo diferente se unen con la intención expresa de constituir una familia. La pareja debe desarrollar pautas, modelos, prototipos, en los que cada esposo apuntala la acción del otro en muchas áreas. Deberán ceder parte de su individualidad para lograr un sentido de pertenencia.

b) El «subsistema parental» (padres): Se constituye al nacer el primer hijo. El funcionamiento eficaz requiere que los padres y los hijos acepten el hecho de que el uso diferenciado de autoridad constituye un ingrediente necesario del subsistema parental. Ello se convierte en un laboratorio de formación social, para los niños, que necesitan saber cómo negociar en situaciones de poder desigual.

c) El «subsistema fraterno» (hermanos): Es el primer laboratorio social en el que los niños pueden experimentar relaciones con sus iguales. En el mundo fraterno, los niños aprenden a negociar, cooperar y competir.
   
    Algunos de los aspectos esenciales a tener en cuenta para estudiar la estructura familiar son: los límites, las reglas y los mitos familiares, de cada uno de los subsistemas descritos:

A) Límites de los subsistemas:

Los «límites» de un subsistema están compuestos por las reglas y criterios que definen quiénes participan y de qué manera.

La función de los límites reside en proteger la diferenciación del sistema y aquellas incompatibilidades que puedan surgir dentro del mismo.

Así, por ejemplo, cuando la madre (M) le dice a su hijo mayor (H): «No eres el padre de tu hermano; si anda en bicicleta por la calle, dímelo y yo lo haré volver, pero no vuelvas a gritarle», el límite del subsistema parental queda definido y determinado de forma clara (es la madre la que va a ejercer la función ejecutiva: «yo lo haré volver»).

Gráficamente tenemos:

Si el subsistema parental incluye un hijo en «rol parental» (HP), el límite queda definido por la madre; por ejemplo, al decir al niño: «Hasta que vuelva del almacén, Ana se ocupa de todo»:

Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los subsistemas deben ser claros, despejados de todo tipo de confusión, que pueda ocasionar un problema en el funcionamiento familiar; por ello la claridad de los límites en el interior de una familia constituye un parámetro útil para la evaluación de su funcionamiento y de su actividad diaria. Deben definirse con suficiente precisión como para permitir a los miembros de los subsistemas el desarrollo de sus funciones sin interferencias indebidas, pero también deben permitir el contacto entre los miembros del subsistema y los otros.

Es posible considerar a todas las familias como pertenecientes a algún punto situado entre un continuo cuyos polos son los dos extremos de «límites difusos», por un lado, y de «límites rígidos», por el otro. La mayor parte de las familias se incluyen dentro del amplio espectro normal.

La familia con límites difusos recibe el nombre de «familia aglutinada»; la familia con predominio de límites rígidos se llamará «familia desligada».

Los miembros de familias aglutinadas (límites difusos) pueden verse perjudicados en el sentido de que el exaltado sentido de pertenencia que poseen requiere abandono de la autonomía. La conducta de un miembro de la familia afecta de inmediato a los otros y el stress individual repercute intensamente a través de los límites y produce un rápido eco en otros subsistemas. Así pues, la familia aglutinada responde a toda variación en relación con lo habitual con una excesiva rapidez e intensidad.

Los miembros de familias desligadas (límites rígidos) pueden funcionar de forma autónoma, pero poseen un desmedido sentido de independencia y de liberación, al mismo tiempo que carecen de sentimientos de lealtad y pertenencia y, de requerir ayuda mutua cuando la necesitan. Estas familias toleran una amplia gama de variaciones individuales entre sus miembros. El stress que afecta a uno de sus miembros no atraviesa los límites inadecuadamente rígidos.

Así vemos que la familia desligada tiende a no responder cuando es necesario hacerlo. Por tanto, las operaciones en los extremos del continuo señalan áreas de posible patología. El educador familiar  debe operar como un delineador de límites, que clarifique los límites difusos y abra los límites excesivamente rígidos, para llegar a establecer límites lo más claros posible.

B) Reglas familiares:

Como definición de Reglas: «son formulaciones hipotéticas elaboradas por un observador para explicar la conducta observable de la familia» (Jackson).

En la familia que comienza no hay reglas establecidas. Cada miembro componente de la misma aportará, a lo sumo, sus propias experiencias y sus propios modelos de intercomunicación según los esquemas aprendidos o elaborados en el sistema familiar de origen; pero esto no bastará para todo lo que ahora han de ir estructurando.

Este conjunto de reglas o leyes con que se va construyendo el sistema familiar a lo largo del tiempo y a través de inevitables reajustes por tanteo y error, es semejante al programa de un calculador. En la familia puede ser observado tal funcionamiento en términos de aquí y ahora. El descubrimiento de las reglas que rigen la vida de un sistema familiar es obra que requiere una larga y cuidadosa observación, semejante a la que tendría que poner en práctica el desconocedor del juego del ajedrez, por ejemplo, que tratase de ver cuáles son las reglas que ponen en practica dos jugadores a lo largo de una partida.

Podemos nombrar tres categorías de reglas:

a) Reglas reconocidas (rr): son reglas que se han establecido explícitamente y de manera directa y abierta. Comprenden acuerdos en distintas áreas, tales como normas de convivencia, asignación de tareas, responsabilidad de ciertos papeles, expresión de necesidades personales, etc.

b) Reglas implícitas (ri): estas reglas constituyen funcionamientos sobreentendidos acerca de los cuales la familia no tiene necesidad de hablar de modo explícito. Se dan en la dinámica de la familia, aunque no se haya verbalizado o dialogado sobre ello.

c) Reglas secretas (rs): estas son las más difíciles de descubrir al estudiar una familia. Son modos de obrar con los que un miembro, por ejemplo, bloquea las acciones de otro miembro; son actos que tienden a desencadenar actitudes deseadas por quien manipula el resorte que los provoca. Así, por ejemplo, en una familia, la regla secreta establece que una conducta dé autonomía e independencia en la hija, vaya seguida por una queja psicosomática de la madre y esto conlleve una mayor implicación del padre en la casa.

C) Mitos familiares:

Como definición de mito familiar podemos señalar que es «un número de creencias bien sistematizadas-y compartidas por todos los miembros de la familia respecto de sus roles mutuos y de la naturaleza de su relación» (Ferreira).

Estos mitos familiares contienen muchas de las reglas secretas de la relación; reglas que se mantienen ocultas, sumergidas principalmente en las rutinas del hogar.

Aunque para un observador puedan parecer evidentes falacias o enredos de la realidad familiar, estas creencias organizadas, en cuyo nombre la familia inicia, mantiene y justifica muchas pautas interaccionales, son compartidas y apoyadas por todos los miembros como si se tratara de verdades a ultranza más allá de todo desafío o investigación.

El mito da a cada miembro un rol que es aceptado por todos y cuyo desafío se convierte en verdadero «tabú».

El mito prescribe atributos a cada uno de los miembros de la familia. Así, por ejemplo, si en una familia, el marido debe llevar a la esposa en auto donde quiera que ella necesite ir (incluso en detrimento de las actividades profesionales del marido), se admite que es porque ella no sabe y tampoco se interesa en aprender a conducir. Aunque esta pauta se ha mantenido desde que se casaron, la esposa se explica en términos de que «es torpe para la mecánica»; un juicio que su marido apoya y corrobora. Los mitos, en su manifestación implícita, son verdaderos programas de acción que ahorran cualquier pensamiento o elaboración posterior.

Parece ser que en el contexto de la relación familiar, para cada rol individual definido existe un contra-rol oculto en la persona de otro o de otros miembros de la familia. Así, en el ejemplo anterior, el mito de que la madre era torpe para la mecánica llevaba implícita la manifestación de que, de hecho, algún otro miembro de la familia «no lo era». Cuando una familia le adjudica a uno de sus miembros el título de «paciente», automáticamente le confiere a uno o más de los otros miembros la etiqueta opuesta de «no paciente». Y, en la misma medida en que lo primero implica un rol, lo segundo implica lo que debemos llamar un contra-rol, que afirma y complementa al otro.

Los mitos no son, por supuesto, una exclusividad de las familias patológicas. Probablemente estén presentes en todas las familias y pareciera ser que, aún en la relación familiar más sana, es necesaria una cierta dosis de mitología para mantener una serena y sosegada operatividad. Sin embargo, pero no nos llevemos a equivocaciones, parece ser que los mitos son más obvios e inalterables y tal vez más abundantes en las relaciones patológicas.

El mito familiar tiende a formar parte de la «imagen interna» de la familia y expresa la forma en que es percibido, no tanto por los demás, como por sus miembros, desde adentro.

Existen muchas clasificaciones de mitos, hemos creído conveniente estudiar, en este trabajo, la que elaboró Stirlin:

a) Mitos de armonía: Presentan un cuadro «maravilloso» de la vida pasada y presente de la familia. Intentan hacer ver a los otros que son «familias muy felices».

b) Mitos de perdón: Estos mitos tienen una estructura en la que una o más personas (vivas o muertas) son las únicas responsables de la situación en la que se encuentra la familia.

c) Mitos de rescate: La base de este mito está en la creencia de que todo sufrimiento, así como cualquier injusticia presente en la vida familiar e individual, puede ser borrado y alejado por la beneficiosa intervención de un persona omnipotente. Se espera que esa persona logre en sus vida las metas que no pudo alcanzar un padre, hermano o abuelo.

En cuanto se refiere a desvelar un mito familiar, la cuestión es sumamente interesante para el educador familiar. Puesto que el mito funciona con el fin de mantener la relación y de preservar su naturaleza, el asunto es extremadamente delicado para la familia y requiere la mayor exquisitez y discreción por parte del profesional-educador familiar, ya que una insistente tentativa de revelar la verdad detrás del mito corre el riesgo de producir resultados insospechados.

Bibliografia Educadores Familiares

Educador Familiar

Intervencion con familias en riesgo de exclusion social

Experto en Educacion Familiar
 

 
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La mediacion
Intervencion familiar
Familias usuarias de los Servicios Sociales
Funciones de la familia
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