Hemos vuelto al siglo IXX, el que trabajaba, lo hacía de sol a sol, no había descansos ni feriados, es lo que explota la iPAD, ese aparato tan cómodo que con la idea de poder leer libros electrónico, se está convirtiendo en un objeto de oficina, y parece que su adopción es má rápida que lo que fue la PC, que en su momento revolucionó el trabajo.
Por un lado me parece bien, a mi me gustaría el aparato, por el otro, leí aquí mismo, que alguien mejor informado no la recomendaba, porque por ejemplo no se podrán ver animaciones en Flash y la verdad que en mi casa no se compra nada que no puedan usar los niños, y ellos están en la edad de esos juegos de animación con Flash, que para mi son mejores que los juegos de WII, tan violentos o los de la playstation.
Me llama la atención que el mensaje de venta sea: Tablet para tiempo libre, cuando en realidad la gente la usa para su trabajo.
¿Qué tiempo libre?, creo que la idea es sugerir que debido a su uso hay tiempo libre que queda ya que ahorra trabajo, pero eso nunca ha existido, las empresas la adoptan para colocar más trabajo en el mismo tiempo que antes, nada de tiempo libro, eso es un espiche de venta.
Ya se ha anunciado que grande compañías, de las multinacionales, adoptaron el aparato para sus oficinas, qué quiere que le diga, a mi no me suena a revolución tecnológica, me suena a explotación al mejor estilo siglo IXX, de ese tiempo que se ahorra, el usuario ni lo huele, ahora tendrá más responsabilidades, más estrés, y encima tendrá que competir contra maestros del “dedo”, como tan bien se ve en la tv, respecto a esos que manejan el celular como si fuera los comandos de una nave nodriza.
Los maduros mal aprendidos estamos en el horno.
Con el discurso de “trabajar en el sofá con pantuflas”, nos están vendiendo que trabajar en casa es NORMAL.
No señor, la casa es para disfrutar de la familia, qué iPad ni qué ocho cuartos.
Ya sé que mis alertas son inútiles, vendrán los yuppies de siempre y coparán la idea, inundando de optimismo empresarial el uso y las “ventajas competitivas” de usar el aparato, adoptando el método como si eso los beneficiara.
No sé qué me molesta más, los patrones que pretenden vendernos que nos beneficia, o los tontos que adoptan toda la parafernalia tecnológica bajo la consigna de comerse el mundo y miran a los que nos resistimos como unos quedados que no entendemos que el mundo cambia y que si no cambiarnos con él, perecemos.
Serán los mismos que al enésimo cambio de tecnología, si tiene tiempo libre, se den cuenta que se quedaron precisamente sin eso: tiempo libre.
Mientras, hay sólo uno que tiene tiempo libre: el dueño del iPad, que mientras el yugo se vende por millones, disfruta de pingues ganancias.
Y la adopción del dichoso aparato, creado con la idea de dispersarse leyendo libros cómodamente, salvando árboles, es ahora un aparato que servirá para trabajar más, ya que el costo para solamente leer o navegar no justificaba semejante despliegue de tecnología.
¿Los árboles? Desapareciendo igual, la desertificación empeorando, los basurales tóxicos por desperdicio tecnológico creciendo en forma alarmante.
Qué lindo es el iPad, pero yo invito a parar la mano y a mandárselo a ese programa de TV que los coloca en una máquina licuadora y los hace pelota, no por el aparato en sí, claro, sino por los explotadores de siempre que nos quieren vender el “tiempo libre”.
Yo no tendré ni loco un iPad.
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