Las luchas gremiales, desde que comenzaron son resistidas, costaron mucho y siguen siendo un método de protección del trabajo tan cuestionado por patrones como por empleados.
El ciudadano común se queja de que ni es protegido por “su” gremio, ni lo representa pero se ve obligado a “aportar” a “pertenecer”, so pena de diferentes calamidades a lo largo o corta vida laboral.
Las historias al respecto son variadas y rozan los métodos mafiosos.
Sin embargo, debido justamente a que el asunto tiene varias aristas, uno de los más cuestionados es que los supuestos delegados gremiales, son un puesto de poder más codiciado que el de funcionarios oficiales, la razón es que no tiene requisitos ni responsabilidades, el puesto viene con opcionales incluidos, entre lo que se cuentan aires de matonería, clima de sospecha, y venia para no hacer nada y que todo se haga solo.
No es de extrañar que sea un puesto tan requerido.
En esto días, el asunto tomó un giro inesperado, porque un grupo de trabajadores pertenecientes a la UTA, se reunió para protestar porque no se sentía representado por el gremio (chocolate, si levantan firmas, nadie se siente representado por el gremio, salvo los delegados para arriba que cobran sin trabajar), pues no obtienen en realidad mejoras o beneficios, los que los reciben son de los delegados para arriba.
El asunto es que se “agremiaron” por su cuenta y comenzaron a pelear la “personería”, o el reconocimiento para poder participar (pelear) en las paritarias de dicha actividad.
Finalmente el Ministerio de Trabajo le otorgó inscripción gremial a estos delegados del metro y el subte que lo solicitaban; digo “solicitud”, pero en realidad es coerción, nos vienen torturando a los usuarios desde siempre con paros sorpresivos y otras lindezas por el estilo para torcer el brazo de la ley.
La verdad es que la inscripción, es un “trámite” nada más, pues hasta que no “demuestren” capacidad y representación, no podrán participar en las paritarias, lo cual deja el cabo suelto de cómo se demostrará tal cosa, quién será el juez de tal actitud, y sobre todo le tira el problema a otro.
Quién va a tomar el problema, por supuesto, será “entre” gremios, hay que ver si el gremio actual va a permitir que estos solapados continúen con sus negociaciones particulares.
Mientras, el Ministro Carlos Tomada, declara lo de Perogrullo, hay que garantizar el derecho de los trabajadores, pero también el derecho de los usuarios.
Palabras que se dicen pero que nunca se concretan cómo se llevarán a cabo.
La acción de permitir una inscripción de ese tipo lo único que hace es expresar “voluntad”, ahora que el asunto lo resuelva magolla.
Ahora, el problema es de la UTA que no “controla” a sus trabajadores y le armaron una sucursal, para Tomada es fácil “permitir”, ahora el problema no es suyo, sino del otro.
Mientras bajo esta nueva situación, se llamará a elecciones a ver si el delegado logra apoyo.
Es histórico que se enfrente a la UTA con semejante pretensión, hay que decirlo, pero vivimos tiempos extraños, todo se puede dar.
Veremos qué dice el voto, total, los trabajadores viven bajo presión y restricción de sus gremios desde siempre, este es un caso de cual es más fuerte, el gremio nuevo o la UTA.
Esto, entonces ha pasado a ser como en un juego de manos, aquel que logre mayores afiliados, le torcerá el brazo al otro.
Mientras Tomada declara y está convencido que con esto logró la paz social, en realidad está encendida la hoguera, hay que ver qué se arroja en ella.
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