No voy a repetir lo que ya saben todos desde los diarios, pero sí sobre algo que me llamó la tención.
La gente está comenzando realmente a dividirse entre los que participan en el mundo virtual y los que no.
Los que están “afuera”, viven como si no les afectara lo que ocurre “adentro”, minimizan o desestiman cualquier efecto, e incluso, escuchan desde una distancia más cercana a la indiferencia.
Aún cuando les explican las consecuencias, directamente las descartan, no lo creen posible, es algo que ocurre “ahí”, detrás de una pantalla y más bien lo toman como una curiosidad o como si fuera una película que pasan por TV.
No hay ninguna forma que les cuenten que está por cambiar algo importante, se lo toman como cuando pasó lo del año 2000, que para los no informáticos, como no pasó nada importante, se lo tomaron como una exageración, sin ponerse a pensar que no pasó nada, justamente porque los informáticos involucrados, conociendo las peligrosas consecuencias, hicieron bien su trabajo.
Ahora comprendo algo más terrible aún, sometidos al mismo mecanismo de distanciación de situaciones que no son nuestro “adentro”, es que tomamos una distancia descreída de aspectos que todo el tiempo nos advierten, pero para el que no hacemos nada para evitar.
El calentamiento global, por ejemplo.
Somos una especie extraña, decididamente preparada para parcializar nuestra realidad y suficientemente egoísta como para dejarle el trabajo sucio de sacrificarse a otros.
También comprendí, cómo es que los gobiernos totalitarios logran subyugar países, son más consientes de este sesgo de la humanidad, y lo aprovecha, mientras por un lado le cuentan todo pero bajo la suposición de que está todo controlado, narcotizando la capacidad de reacción de la sociedad, por el otro son perfectamente lúcidos de que hay realmente que hacerse cargo, y aprovechan esos procesos para disfrazar un imperio en república, convierten actos demagógicos en actos de respuesta a una necesidad que aunque no haya sido solicitada, tranquiliza, dejando en el clima político del país la sensación de haber sido salvados.
En el mundo virtual se representa bajo el nombre de Anonymous esa entidad que se hace cargo, por ahora, héroe necesario según algunos, delincuente, según otros, reuniendo con ello dos de los condimentos necesarios para representar esa figura óntica que requieren algunos totalitarismos, las buenas opiniones y las malas, apoyada por un conocimiento inusual en lo técnico, pero mucho más aún por la lucidez de estar consciente que se vive un momento de desequilibrio entre poderes, lo que quieren seguir en la Internet desarrollando una vida un tanto ecléctica, sin mucha conciencia del dinero y los que han descubierto que la Internet es un territorio más lucrativo que uno hecho de metros en la tierra física, y pretenden controlarlo.
Marzo Negro se llama al hecho de que en este mes se ha desatado una persecución de ambos lados, Anonymous ha desatado lo que el grupo llama una “contraofensiva” en referencia a una provocación, las leyes Sinde, SOPA, PIPA, que ya se ha difundido ampliamente.
Pero en el medio, están los usuarios que se asombran de otros aspectos: el poder que parecen ejercer los grupos, el daño inaprensible, aspectos que son muy difíciles de evaluar para quienes no participan de ganancias o de pérdidas directamente.
Lo que pocos dicen es que en el medio, entre los grandes negocios, los de Google, Youtube con ganancias incalculables, hay una masa mucho mayos en instancias medias de esos dos que viven del trabajo generado en Internet, y de esas empresas incluso.
Alguien me comentó: si la gente no pirateara el software, si no bajara películas, música o libros, todo sería más barato.
Me temo, que eso es suponer un comportamiento ajeno al del ciudadano y también ajeno al de las empresas con sus productos.
Mientras, en el Marzo Negro, además del calentamiento global, estamos frente a una posibilidad de colapso tecnológico, el día 23 de enero es la fecha de comienzo, Anonymous convoca a quienes quieran seguirlo a “apagar” sus sitios, computadoras, no acceder a ninguno de los servicios de Sony y otras empresas que apoyan las propuesta SOPA y demás, especialmente porque el 24 se vota por la ley SINDE.
Es decir, la guerra virtual tuvo su escaramuza el pasado jueves, el día que cerraron MegaUpLoad, pero comienza el 23 de enero, y continuará en el Marzo Negro, cuando Anonymous ha convocado a un “apagón” que implique no bajar material de ningún tipo, no leer, no consumir ninguno de los servicios de las megaempresas, para mostrarle a los “capitalistas” que sin nosotros, los usuarios consumidores no son nadie, por lo tanto es a nosotros a los que hay que consultar por las leyes que quieran dictar.
Todo esto si es que antes no nos liquida el calentamiento global.
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
|