Confieso que en cuanto me enteré del asunto del baterista que quemó a la mujer, y lo dije como se transmitía en los medios: “Quemó a la mujer”, dije: pero qué tarado, cómo la va a quemar, sobre llovido mojado, podía haber disparado un tiro, pero usa fuego…
Con los días y escuchando con más detalle, me doy cuenta que así como yo lo condené, lo condenaron todos.
Estuve en una charla ayer, luego de haber escuchado en la tv. que la esposa del baterista ya había dado a entender que fue un accidente, sin embargo, en la discusión, nadie se ponía de acuerdo, todos escucharon una versión del caso en diferente momento y nadie podía reconstruir en qué día u hora se dijo qué cosa, con lo cual y ante la duda: era culpable.
Y otra vez a concebir nuevas formas de matar a la esposa, menos quemándola.
El asunto que subyace es lo poco serio que son los medios, pero no son más que un reflejo de nosotros mismos, los medios nos dicen lo que nosotros queremos oír, ellos, son personas iguales que nosotros, a los que lo torcido y revuelto, como si fuera un episodio en la tv. es más entretenido que la aburrida verdad.
Pero no nos olvidemos que son personas reales, que ya sufrieron un proceso terrible, porque no sé si a lo de Cromagnón se le puede llamar accidente, hay gente calificada que lo decidirá, pero sí sé una cosa: no creo, que salvo sociópata, se pueda vivir con el sentimiento de responsabilidad de una muerte.
No lo creo.
El caso de la Hiena Barrios es otro asunto que me da pena, no sé si tendrá cárcel, no sé si es ayudará a los familiares o a la ley, pero sí sé que ese pibe no volverá a ser el mismo el resto de su vida.
El resto de su vida. Imagínense en esos zapatos.
Solo pensarlo me ha estremecido.
Hago un minuto de reflexión para pasarle un poco de paz a las personas que por situaciones así, accidentales o de vaya a saber qué, tienen que pasar por semejantes momentos.
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