Una protesta de gente que se supone está a cargo de la seguridad, que cuenta con entrenamiento militar, y que además se ha agremiado.
Sedición se llama a un ejército que se rebela contra los mandos superiores.
Usar la palabra sindicalización con un grupo armado, no puede menos que erizar la nuca de cualquiera.
Para empezar, si vamos a analizar el concepto de personal contratado por cualquier nación para cuidar al país, ya sea sus bienes, sus fronteras, sus habitantes es ya un “gremio”, un sindicato, que ya está normado y reglado, rebelarse contra el sindicato, es como rebelarse contra sí mismo.
Otro aspecto extraño del asunto, es que De Gennaro y otros dirigentes sindicales, que habla de un derecho constitucional, ironía de gente sin escrúpulos.
Para algunos sindicalistas los miembros de las fuerzas armadas y de fuerzas de seguridad, serían “compañeros” de ruta en el camino de la libre y democrática organización sindical.
¿Soy el único que ve en todo esto una locura sin patas ni cabezas?
La liebre quiere ser amiga del lobo, una cosa que sólo se leía en los cuentos.
¿Con qué objeto?, solamente porque una mujer, y esa mujer es la presidenta, los enfrenta.
Qué machos que son, encontraron el modo de sacarse de encima a la presidenta mandándole a los lobos para ver si se la comen, en el camino, no tuvieron problemas de dejar la dignidad, la historia, y tan siquiera pensar en el resto del mundo, incluyen sus propios hijos.
Esto me recuerda a la película de La casa de los espíritus, cuando Trueba, terrateniente, allana el camino a los militares para provocar el golpe de Pinochet en Chile, sólo para darse cuenta más tarde el error que cometió, cuando esa misma fuerza que desata, a la cual apoyó, contribuyó, pagó, se vuelve contra él mismo y su familia, pagando su propia hija el error irremediable.
Claro que de la ignorancia no se puede esperar mucho, pero no se puede creer que entre tantos dirigentes sindicalistas no haya uno que aprenda un poco de la historia, es histórico que cuando se le hace un guiño a fuerzas armadas, se está jugando con fuego, literalmente.
Y a la hora de la violencia, veremos si a De Gennaro y compañía, no les sale el tiro por la culata.
De Gennaro, con sed de poder, cree que de ese modo va a conseguir más adhesión, sin preguntarse que a la hora de las compulsas, esos mismos que está defendiendo, no tienen por qué depender de él, estas asociaciones, siempre han degenerado en situaciones insalvables de violencia, donde el instigador no es precisamente el que gana.
Habrá que ver quien sostiene a De Gennaro cuando se desaten las fuerzas que está convocando.