El corralito establecido para el dólar, es un corralito para la economía, desde propiedades hasta productos que son de primera necesidad como los insumos médicos.
Para enfrentar las quejas y las demandas interpuestas en los tribunales, la Administración Federal de Ingresos Públicos recurre a trucos infantiles que más que atenuar la irritación del mercado la exacerba.
No hay caso, hay poca memoria.
Precisamente la situación de “ahorro en dólares”, o “atesoramiento”, como le gusta a los nuevos funcionarios se creó por la mismo método con que ahora acorralan a los inversores.
En aquel momento fue el corralito de los ahorros de la gente, con más 10 años de aquel desastroso suceso, las consecuencias continúan, no hay tentación a la que los bancos no hayan recurrido para que la gente les confíes sus ahorros.
Habrá de pasar generaciones para que ello ocurra. Lo que fue una solución para aumentar sus desorbitadas ganancias, sin perder, para los bancos, secundados por el gobierno de turno, resultó en un golpe para la confianza que no se ha recuperado.
Sobre llovido, mojado, el cepo sobre la moneda extranjera, se parece bastante a la misma acción.
Sencillamente la gente no deja su dinero en el banco y prefiere recurrir a cuentas en el extranjero o sencillamente recurrir al llamado dólar Blue.
La medida no ha hecho más que recordar la situación ya vivida, pero esta vez, la población, prevenida, sacó sus ahorros antes que se venga al corralito bancario, dejando inocua la acción, ya que los bancos no cuentan los ahorros de los clientes.
El cepo al dólar, es una de las acciones que peor podía encarar el gobierno, porque no es otra cosa que agitar el fantasma del despojo que ya sufrieron los argentinos.
Sumado al corte de la importación, es como retroceder 100 años.
No se entiende por qué algunos economistas, en un país capitalista, como bien dijo la presidenta, aún proponen soluciones de países comunistas, en los que el control de todo no hace al libre mercado. Una cosa es controlar para aportar a un proceso, muy otro es para censurar.
Me pregunto ahora, la consecuencia de este nuevo corralito qué implicará, ya que como dije, hace más de 10 años que siguen las consecuencias del otro.
Los jóvenes, hijos de aquellos que sufrieron en aquel momento, hoy tienen una nueva generación que no sólo no confiará en los bancos, sino que además aprenden a entrar en el mercado negro de ahorros, desconfiando de los gobiernos, de los funcionarios y de la economía.
Y después se preguntan por qué hay tantos evasores. La población tiene la sensación que los organismos como la AFIP son esquilmadores, no hay ninguna evidencia que el pago de impuesta sea para mejorar nada, sino todo lo contrario.
Mientras en aquella ocasión del corralito, salían camiones de dólares por una puerta oficial, la gente se pregunta ahora, dentro de cuántos años aparecerán los camiones que hoy se están quedando con los dólares que nadie puede comprar, porque lo que la gente compra para “atesorar”, es paralelo, y al estar fuera del circuito no aporta a las arcas del estado.
Entonces, quién se está quedando con todo.