Paseando por Pueyrredón, cerca de Córdoba, pude observar en la puerta del negocio los curiosos carteles.
Mi primer pensamiento fue: cerrado por reformas de la moral del inquilino.
Lo llamativo es que ese negocio llevaba sólo unos meses allí.
Me pregunto cuál es la idea o la sensación de impunidad de alguien que se monta todo un negocio ilegal, arriesgando capital, mercadería, tiempo y lo que es peor: sueldo de empleados que habrán sido despedidos y probablemente quedaron sin cobrar.
Que este gobierno hace las cosas de forma extraña, no hay duda, pero a veces hay indicios de que creen poder “reformar” a la gente.
Mientras, si se sigue caminando por esa calle, hacia Corrientes, se observarán otros extraños hechos, como por ejemplo, que algunos negocios atienden tras rejas y otros no, como si algunos estuvieran protegidos contra robos, y otros no.
A qué se debe este sesgo, es sospechoso.
La mayoría camina por allí, sin preocuparse, pero no deja de ofrecerme un panorama de gran desconfianza cuando veo un kiosko enrejado hasta con “miniambientes” de subrejas, rejas dentro de otras rejas, mientras que otros tienen las puertas abiertas sin que pudiera observarse otra prevención, al menos visible.
También hay por allí un lugar que ofrece servicios de Internet, no quieran saber el olor a orín a sucio y la oscuridad del ambiente, da miedo entrar. Pero me calcé las bolas y entré.
No pasa nada adentro, están todos los autómatas, estuvimos, me incluyo, consultando cada uno con nuestra terminal, sin prestar atención a nadie más.
Confieso que no terminé el tiempo que había solicitado porque el olor se me hizo insoportable.
Había gente joven, chicas, niños, niñas, digo yo, dónde está el sentido del olfato de la juventud.
Mientras, no comprendo por qué ese tipo de negocio no tiene en cuenta la higiene, y la salud.
En el local no hay luz, sólo computadoras encendidas.
A una cuadra, un simple negocio textil estaba clausurado, no puedo creer que a pocos metros subsistiera otro tipo de negocio con una falta de higiene tan obvia, por no nombrar otros aspectos como la seguridad, el peligro de incendio, etc.
Algunas cosas no se comprenden.
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