Hay redes que sin importar los propósitos para las que son usadas protegen la identidad de sus usuarios. El tema es que la definición del límite de “protección” es ambigua.
Hasta dónde protegerlos, es la pregunta que parece definir esta época.
Debido a esa ambigüedad, a la falta de leyes, a los diferentes criterios, la realidad supera todos esos conflictos y hay siempre quiénes los aprovechan.
Es por ello que una gran red de inescrupulosos usaron redes como Darknes para permitir el acceso a pedófilos, donde se exhibía pornografía infantil.
Lo que la ley no puede, o no quiere hacer, se ocupó este casi héroe (¿Se acuerdan de wikileaks?) que se hace llama Anonymous, pero que ya sospechamos que se trata de varios, unidos por un líder que con evidentes conocimientos tecnológicos y una red de datos impresionantes, se ocupa de un poco de justicia.
El 14 de octubre circuló por la red una advertencia en la que se solicitaba a Darkenet cesar en esas actividades.
Ante el caso omiso, el activitas Anonymous actuó, atacando 40 páginas que difundían ese tipo de material.
En el proceso, expuso a miles de usuarios de esas páginas.
Cuando se dio a conocer este anonymous, reconozco que no estuve muy de acuerdo con su accionar, porque los “héroes” de este tipo suelen abusar del poder que tienen y el límite entre lo bueno justificado y lo injusto es débil.
Pero en este caso me reconozco vencido en mis temores.
Los felicito, los apoyo, festejé con gran júbilo esta acción.