Fort hace días que pulula por los diferentes canales con su campaña que finge (mal) ser casual, de desprestigio a la Mole Moli, y le pasa como a los rabiosos: la Mole sale fortalecido y él cada vez peor.
La razón es obvia, uno es auténtico, el otro es pastiche, no diré cual es cual.
Los que no tenemos más remedio que ver el canal abierto, estamos empachados de las argucias estúpidas del millonario que hace lo imposible porque se “detecte” su generosidad, y que él se niegue a contar, pero cuenta.
El último tema ya es de circo, Fort denunció que la Mole Moli visitó a los niños para los cuales ganó el sueño el año pasado.
La cuestión de Perogrullo es que les ganó el sueño, se estuvo bancando un año de oprobios, de acusaciones, de ninguneos, de burlas (por parte de Tinelli que con tal de “divertir” a su audiencia lo tomó de improvisado Minguito), humillaciones de tono diversos, y le consiguió el premio. Todo eso a Fort le parece más grave, que lo verdaderamente grave: el premio no se pagó.
En su persecución a la Mole en el afán de desprestigiarlo, le erra al palo, ya que en el camino, ensució al verdadero culpable: Ideas del Sur.
No sólo por no haber pagado el premio, sino por alentar el circo violento y agresivo, culto a la personalidad “canchera”, usando la denigración de las personas y alentando el guruismo hacia la persona de Tinelli, como amo del rating, que no es otra cosa que el culto a la plata.
Resulta que a Fort, todo le sale al revés, mientras trata de desprestigiar a la Mole, y paga el sueño que debió pagar Ideas del Sur (que no me extrañaría que esté atrás de todo el asunto, a propósito para armar bardo, ya que no me cierra el asunto de que Fort “meta” las uñas tan solapadamente en los asuntos de Tinelli), a él le apareció lo obvio: no se hizo cargo de su propio sueño, el cual prometió cumplir, públicamente, al perder el concurso del año anterior.
Tampoco visitó a la gente de su sueño.
En otras palabras: peor que la Mole.
La Mole, además admite no haberlo hecho, no tiene veleidades, lo cual le asigno a su total falta de roce social, como no sabe, no aprendió, qué es políticamente correcto, no tiene problemas en admitir lo que alguien “socializado”, no admitiría: no le gusta bañarse, no ha visitado a los niños, no sabe inglés y del castellano usa las mínimas palabras, y algunas las usa para todo y todos, como “culiao”, palabra que antes era terrible decir, ni qué decir escribir, pero que la tv basura ha desacralizado para siempre (tal vez no todo sea tan malo, algunas cosas sirven para desacartonar el lenguaje).
Como sea, Fort ya no sabe qué hacer para que lo llamen para hacer declaraciones, para meter baza en donde no le importa, ni le conviene, la prensa ya se ha dado cuenta que es un niño en realidad, al que se puede “azuzar”, como un perro al que se zumba para que ataque.
Eso es lo que más impresiona de Fort: que uno ve un hombre, en actitudes de niño, es botón como los niños en la edad del pavo, llora por pavadas insólitas, acusa de manera inmadura y actúa como un niño cuando juega a ser Sandokán, el amo del Mompracen, él de verdad cree que la tv es el Mompracen y él la ha conquistado.
Tinelli no necesita cuidarse, aunque Fort va por él, en forma sinuosa, Tinelli le saca jugo con el rating, gana y gana, siempre cae parado, mientras Fort va poniendo el pecho para tratar de parar las balas (aunque algunos dicen que le gustan las balas, a mi me parece lo de menos).
Lo peor: los niños están sometidos a ese bombardeo de personalidad Fort y ya se ve algunos estilos extraños en el trato. Mientras los padres cuidan del look de los niños, lo peor está flotando: una tv que muestra lo peor de nuestro morbo.
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