Lo que más temo de este asunto es que ya ni entre los científicos se ponen de acurdo en lo que hay que hacer para evitar el calentamiento global, aunque casi todos piensan que estamos en los bordes de que sea irreversible.
Aunque se creó un Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el IPCC, y mediante ese organismo muchos científicos ofrecen alternativa, los gobiernos no parecen darse por aludidos.
Hace 20 años que existe tan organismo: 20, y aún siguen tratando de concientizar a la gente, sin que se vea ningún movimiento en esa dirección.
Es más probable que ese organismo desaparezca, a que se logre poner de acuerdo al mundo para hacer algo.
Creo que en parte es por quienes los crearon, Naciones Unidas, que tiene actuaciones está bastante cuestionadas, en la aceptación internacional, y la Organización Meteorológica mundial, de la cual se sospecha que han salido datos tergiversados que se publicaron en la importante revista Nature, y resultaron ser falsos, el famoso caso que se dio en llama ClimaGate y del cual escribí hace días.
El asunto es que si hubo teorías basadas en los datos del año 2007, las mismas fueron falseadas por esos informe, hablaban sobre que basados en la estimación de esos datos, el Himalayas desaparecería completamente en el 2035.
Ya hay fuertes cuestionamientos al organismo, ahora hay dudas respecto al calentamiento, lo cual debe estar haciendo sonreír a más de uno, que pensó: ven, por eso mejor que no hice nada, hubiera sido una pérdida de tiempo y dinero.
Ya hay científico que proponen que el IPCC sea disuelto
Lo cual plantea la idea de que quedamos solos, que no habrá debates interdisciplinarios, que no habrá consenso entre países, investigaciones, colaboración, que de alguna manera era el rol de la organización.
Esto presenta una pobre perspectiva sobre el espacio, ya bastante confuso, de informaciones contradictorias, sobre todo cuando está en juego la confianza y honestidad de científicos.
Qué tendrá que pasar para que los gobiernos dejen de lado esas rencillas para proceder a hacer algo de verdad con lo importante, el obvio proceso de cambio del clima que cada vez provoca más y más catástrofes.
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