Lo que algunos encontraban irritante en la manera de comunicar de Cristina, el tono de conminación, daba el tono de reto, de tratamiento con el guiño condescendiente.
El truco, era más del perfil de Néstor, pero en él, con otro tipo de energía y método, era festejado y hasta venerado.
El método fue una evolución del propio sistema que usaba Menem, un poco provinciano, campechano, con frases políticamente incorrectas pero simpáticas.
Cristina no acertó con el sistema de comunicación La presencia de Néstor, o su forma de hacer política era diferente, y mientras en ella se interpretó como autoritarismo, en Néstor era simpatía.
Macri, que como ya sabemos vive de una imagen, ha tomado lo mejor de los tres, el sistema de hablar calmo de Menem, y su forma de desacralizar, bailecitos, perro en el sillón, fotos vacacionales; lo que en Menem eran gestos, cuando se mencionaba a una linda mujer, un gesto en los labios, no es que él dijera nada extraño, es el método Tinelli, mira a la cámara y el espectador coloca palabras, pensamientos, no necesitaba hablar; Menem era más bien parco y sus discursos olvidables, de hecho no se lo conocía como gran orador.
Macri, del mismo modo, sin características de orador, no sabe llevar ni un discurso y la ignorancia y el desconocimiento se ocultan sabiamente, jamás podría instalar una conversación a nivel, el debate con Scioli demostró eso mismo, mientras Scioli tenía conocimientos en el tema, Macri sencillamente se limitaba al método campechano, tutearlo, nombrarlo como si fuera el che pibe, la chicana “ te parecés a 678”, sin contestar, sin dar ningún indicio que pudiera tomarse seriamente, pero apelando a todos los guiños menemistas, desacralizar el momento, no responder, desviar la atención hacia un guión de lo que sabía que la gente quería escuchar, sin ningún problema, ya que eran palabras e imagen.
Scioli, más consciente de su rol, acción y palabra, luchó en vano contra una imagen, sin sustancia; y la contra importante que la imagen comunicacional de Cristina sobrevolaba.
La gente, acicateada por los medios hegemónicos, no veía las obras de Cristina, la veía a ella y su método de discurso.
Algunos de los errores que se le asignan es haber usado la Cadena Nacional en exceso, en discursos extensos, dos trivialidades frente al contenido, sin embargo, el contenido no era cuestionado, aplaudido por los seguidores, más conscientes del contenido que de modo, Cristina cometió el error de no comprender a tiempo que sus métodos comunicacionales provocaban reacciones negativas, creyendo que el peso de las horas neutralizaba el defecto comunicaciones, no pudo deshacer a tiempo el malestar ya instalado, para beneplácito de los medios que usaban esa característica para aumentar el rechazo.
Lo que puede analizarse como resultado sociológico es lo fácil que es manipular opiniones cuando se tiene el poder de los medios.
Macri continúa con el método que ha tomado de sus predecesores, sin necesidad de apoyarse en más que los discursos vacíos y los guiños que a sus votantes les gusta, porque lo consideran opuesto al método de Cristina con que se sintieron asfixiados.
En definitiva, lo que importa, es lo que queda, y que a pesar de que los métodos para formar un líder son fórmulas que se acomodan con prueba y error, hace falta mucho para resolver el enigma de cómo pasa que la derecha fascista está haciendo mella en naciones en las que las dictaduras han dejado una marca tan dolorosa que es increíble que los elijan para gobernar.
Los analistas hablan de educación, sin embargo, en Argentina el fenómeno de elegir el neoliberalismo es una elección de personas formadas, que no puede decir que ignoran la historia o los antecedentes de sus gobernantes.
Se indignaban porque Cristina tenía la tozudez de sostener un Vicepresidente sospechado de ilícitos, cuando en realidad demostró la fortaleza de la lealtad de no actuar sin pruebas y caer en los trucos de la derecha por manchar su imagen con eso.
Para luego elegir un presidente que no podía mencionar su staf, antes de las elecciones, porque no sólo incluía procesados, sino fuertes referentes de una época oscura, matizada con situaciones que inexplicablemente se borraron de la mente de los argentinos, el ministro de economía fue uno de los que supo que se venía el corralito, colaboró en su implementación, pero se aseguró de sacar de los bancos miles de dólares, y de avisar a quienes después le devolverían el favor del informe, Macri implícito; el combo incluye lavado de dinero, Hernán Lombardi; nazis, Leonardo Bariani, también nazi el intendente de Mar del Plata Fabián Rodríguez Simón, éste último procesado por lesiones, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario publico, sindicado como uno de los responsables de la UCEP, la fuerza que sacaba violentamente a la gente sin hogar de las calles porteñas; trata infantil, Juliana Awada; Julio Garro, intendente en La Plata, homofóbico conocido del que se puede esperar cualquier acción violenta contra el género; Juan Pablo Piccardo, acusado de fraude en la compra de los vagones a Madrid, de desecho, en una operación por montos injustificables; Ramiro Tagliaferro, dueño de Poliarquía, empresa de encuestas pagada con dinero del gobierno usada para las encuestas de las elecciones, que simplemente publicaba lo que les convenía, sin necesidad de realizar realmente las encuestas, además de ser contratación incompatible, por ser esposo de María Eugenia Vidal; sin olvidar que el trío, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Miguel Godoy, se encuentran denunciados por delitos de lavado de activos, peculado, falsificación de documentos, y otros asuntos por el estilo.
La lista es larga y cubre narcotráfico, trata de personas, evasión fiscal, y acciones contra el país de endeudamiento que quizás no quepa dentro de artículos de leyes, pero por experiencia se sabe en qué terminará, deudas, recesión, inflación, años ya vividos en los que la voluntad de muchos no alcanzó para no volver a caer.
Ninguna de estas realidades ha podido neutralizar el poder del discurso, con bailecitos, discursos vacíos, imágenes de familia feliz y el poder de otorgar el derecho de matar, el combo está completo para que los próximos años el despojo sea legal.
Cabe preguntarse por qué el pueblo Argentino ha permitido que vuelva a pasar un estado de no derecho, sólo porque la imagen de la ex presidenta era irritante, o porque no se podía comprar más dólares de los necesarios, que fueran las excusas más escuchadas para justificar el voto.
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