El Washington Post, como parte de un experimento, puso al violinista Joshua Bell, uno de los mejores del mundo a tocar en una estación del metro, dutante 45 minutos.
El violín que estaba utilizando fue valuado en 3,5 millones, un Stradivarius fabricado en 1710. Durante 45 min, a las 7 de la mañana, donde circulan millones de personas, sólo 27 se detuvieron a escucharlo.
A 100 dólares la butaca, este violinista agotó las entradas en la Sinfónica de Boston, durante 3 días de conciertos. en el subte recopiló 32 dólares.
Así de distraídos vamos por la vida que tenemos la maravilla al alcance y no la notamos ni nos detenemos a disfrutarla.