La impotencia mayor en la literatura latinoamericana, es la de tratar de ficcionalizar los héroes que dentro de la temática de la conquista o liberación de naciones, han desviado su rastro como seres humanos reales, para transformarse en símbolos o emblemas morales que ya la época no admite.
Como parte de la transformación, se ha incurrido en una teorización hasta el extremo de rasgos de los personajes, en algunos caso poco conocidos, pero como factor de propagación de sentido, tan extremos que comienzan a fundir lo literario con lo real.
Un caso paradigmático, es la novela de Andres Rivera, "La revolución es un sueño eterno", de cuyo protagonista, Castelli, solo se supo que murió de cáncer de lengua, emblemática enfermedad para quien fue llamado "el orador de la revolución", de ese hecho se toma su autor para construir una ficción prolija, envolvente, que atrapa a lector desde la primera página.
A pesar que el autor ha repetido hasta el cansancio que no es una novela histórica o una biografía y que toda la circunstancia ha sido completamente inventada, en cada entrevista se ve obligado a aclarar la cuestión, ya que los entrevistadores persisten en querer hacerle admitir que es real.
Por otra parte, a pesar que se dice que los libros los autores los envían al mundo y ya son de la humanidad, siempre existe el vínculo "paterno" en relación a la profesión del autor, debido a que Rivera es Historiador, su defensa de la novela como ficción queda opacada por ese hecho.
De manera que ese es un caso en el que se obliga a un personaje de ficción, por el mero hecho de coincidir con circunstancias históricas y por la profesión de su autor, a pasar a la historia con una biografía inventada.
No es el único caso, hay otros, por supuestos, pero me gusta ese, ya que la novela me pareció excelente, escrita en un lenguaje innovador, en donde el trabajo musical de la palabra remite directamente al poder; tema, creo, que está fuertemente expuesto en la novela, pero no el poder del protagonista, sino de la mujer que involucra la novela.
Tengo la impresión que a la novela latinoamericana, en general, le interesa mucho la construcción del personaje, los autores latinoamericanos, tienen mucha conciencia de que el molde de sus personajes debe ser único, es así que, através del tiempo la obra de sus autores persiste, como ejemplo se puede dar el caso de Pedro Páramo, personaje de Rulfo, que ya se puede considerar un sustantivo, una forma de nombrar algo, más que una persona.
La conversión de un personaje ignoto en una novela, a un personaje arquetípico, con personalidad propia, y voz inconfundible, es un rasgo en los grandes escritores que trascienden al autor, es ese gesto atinado en el que un personaje es tan importante que sus palabras son citadas y hasta se trasmiten sus andanzas como si tuvieran una representación real.
Desde este punto de vista, hay una literatura actual dividida, en la que algunos escritores deciden tomar los términos de la voz del lector y hacer que sus personajes se comuniquen con ellos mediante el lenguaje común o compartido de época. Y luego está el escritor que se decide por la construcción pedregosa de la voz de su personaje, generar una expresión inconfundible, esquema que bastante a menudo es confundido por una verborragia egoica del autor, o exhuberancia artificiosa.
Personalmente, es precisamente cuando más se devela la importancia de la escritura, la extracción de un personaje ficticio hacia el mundo real es uno de los mejores logros de un autor.
Personajes como Alonso Quijano, (Quijote, Cervantes), Gregorio Samsa (la metamorfosis, Kafka) , Pedro Páramo (Rulfo), Dorian Gray (El retrato de Dorian Gray, Wilde), Emma Zunz (El Aleph, Borges), y tantos otros, nos saltan a la boca con frases pronunciadas por ellos, que se disparan ante inminencias emocionales personales, constituyendo de este modo un complemento híbrido de nuestra experiencia en la que admitimos la vida del personaje como una realidad.
Lo que para el lector parece natural, para el escritor es una construcción premeditada, precisa y uno de los logros más complejos.
De este modo, creo, que al creador, sea quien fuere, y si lo hay, debe resultarle fácil implantarnos una vida, una realidad, sobre todo con los superpoderes que le adosamos, pero para el simple y humano autor, con tan pocos elementos como puede expresa en una solo personaje, y el escaso espacio de palabras en un libro de tamaño promedio, no puede considerarse algo trivial, ni logro menor.
Pedro Páramo, y tantos otros, en su corta intervención en el espacio literario gozan de una extraordinaria voz en movimiento perpetuo.
Muy buen post, tengo la impresión que sos una escritora con experiencia, me equivoco? siempre tengo un poco de envidia de la gente que sabe hacer estos análisis en donde aparecen aspectos que uno no piensa.
Gracias por compartirlo.
Hola Patógeno, usted más parco cada vez.
Wombat: escritora sí, experiencia no sé, porque para eso hay que compararse con escritores y eso es muy dificil.
Gracias a ustedes por comentar.
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