En una nota anterior me quejé de la irregularidad en los horarios de los eventos, este encuentro no fue la excepción, con la particularidad que los concurrentes comenzaron también a relajarse en la espera.
En esta ocasión tuve la suerte que Federico Jeanmaire fuera puntual y se presentó unos minutos antes, como se supone en rigor del respeto a los horarios.
Lo cual me dio la oportunidad de acercarme y hablar un poco directamente con el autor de “Fernandez mata a Fernandez”, novela que ya recomendé desde el año pasado en este mismo espacio.
Como convocado, pues justamente dialogaba con el escritor colombiano Julián Andrés Torres Herrán, en el preciso momento que al nombrar a Jeanmaire recomendaba también su novela anterior “Más liviano que el aire”, de la cual hay además una obra teatral.
Sumándose a la situación de malestar por la impuntualidad general, y la espera parados, solicitó, bajo su responsabilidad la apertura de la sala, una amabilidad que no tuvo ningún otro evento.
De este modo los espectadores pudimos acomodarnos sentados a esperar al resto de los invitados.
Otro de los aspectos que tampoco se entienden bien es que además de la hora, los invitados jugaron a la ronda con los programas y no eran las personas que figuraban o no era a la hora que figuraba en el programa.
Esto pasa no sólo con la programación general sino con la programación diario también.
De manera que a los que, como yo, les gusta planear las actividades de las cuales participar, les recomiendo cada vez confirmar los eventos del día.
Los invitados impresos fueron Silvia Hopenhayn como moderadora, Noé Jitrik, Federico Jeanmaire, Diana Bellessi, Leopoldo Brizuela.
Asistió Carlos Gamerro, sorpresivamente, Diana y Leopoldo ausentes.
Para los que hemos estado siguiendo el ciclo desde la televisión, presentado por Silvia Hopenhayn en Canal a, era un encuentro interesante.
Se estuvo presentando el libro que generaron las entrevistas y los escritores que se incluyeron.
Me resultó especialmente divertida la cálida intervención de Noé Jitrik, que en forma coloquial, presentó el tema de forma simpática, y comentarios divertidos que predispuso al público alegremente.
Respecto a Federico, aparentemente tímido ante un impulso que tuvo de interrumpir, Noé comentó: “Los escritores que están a mi lado generalmente ante la especulación que pueden explicar lo mismo que yo, pero mejor, suelen interrumpirme…”
Se habló de la definición de Ficción y cada escritor presentó su visión al respecto.
El concepto de Noé, fue indicar que no le gusta el uso de la palabra Ficción, en referencia a textos, porque implica, equívocamente pensar que es lo contrario a real y sinónimo de falso, dejando claro que Ficción es una forma diferente de ver las cosas y sobre todo, de expresarlas con la escritura.
Otra de las cuestiones fue, cómo se comienza la escritura de un texto, o punto de partida. Fue interesante la intervención de Federico Jeanmaire que contó que sus novelas generalmente comienzan en los diarios. Contando cómo comenzó, entre otras, la novela “Más liviana que el aire”, que trata de una viejita que siendo asaltada por un joven alcanza a encerrarlo en el baño, invirtiéndose la situación de secuestro.
Jeanmaire admitió que fue una noticia del diario en donde efectivamente una señora nonagenaria echó a escobazos a un ladrón de su casa, un casi adolescente a quienes los vecinos tuvieron que proteger del ataque furibundo de la anciana.
Carlos Gamerro hizo hincapié en que él tiene más o menos una idea sobre la cual parte para sus obras, ideas que lo asedian, y en base de ellas se documenta exhaustivamente.
Como anécdota, refiriéndose a convivir con la escritura de una novela, implica olvidarse de sí mismo y vivir la vida de sus personajes, lo cual le producía un gran alivio.
Luisa Valenzuela, respondiendo a la pregunta del público sobre dejar de ser el autor y comenzar a ser la narradora, especificó que ella no sentía esa dualidad, dejando claro que escribir era una condena y una bendición, sostuvo que ella no puede desprenderse de ser escritora y que lo era siempre, aún cuando no escribe.
Un encuentro agradable, ideal para una tarde fría; con este frío de invierno adelantado.
Nos dio pena el final y se pasó el tiempo como si hubiera sido un solo capítulo.
Recopilé pequeñas escenas que coloco a continuación, interrumpida por gente que se cruzaba y por limitaciones en las grabaciones, pero al menos un recuerdo del momento.