Ya he escuchado sobre bocados exquisitos, sobre todo si son a la crema, sin embargo los oximorones son los más deliciosos, para los escritores.
Esta afirmación se debe a que el Oximorón es uno de los tantos recursos retóricos, que usan los escritores para pergeñar sus textos.
El título, entonces, parece irónico, y resulta que la ironía es también un recurso retórico; incluso la persona que escribe este artículo, puede ser un recurso, una figura literaria, la narradora, tal vez diferente, de la que deglute oximorones, la autora, es el “Otro”, el posible personaje del cuento de Borges “El Otro”, texto rico en características técnicas, estructura y sobre todo en las múltiples autoreferencia, y una fuerte insistencia en revelar que el narrador no es el autor, o al revés.
El hecho que el autor se refiere al “Otro” en el título, es algo así como la sonrisa de la Mona Lisa, un hecho que tendrá todo tipo de significado en cada encuentro con el lector, y entre ellos el hecho de ser "otro", cuando se escribe, el supuesto extraño que le dicta al escritor, o cualquiera de las variantes del "otro", que por años, los escritores han conjeturado dentro de ese gesto literario.
En el cuento de Borges, también se revela lo extraño del tiempo, que no sólo nos cambia, sino que prácticamente nos duplica, nos quintuplica, nos replica, trasformándonos en un posible otro que nos sería difícil de reconocer.
El oximorón es una figura literaria que consiste en colocar en un mismo nivel del discurso dos palabras opuestas entre sí, “hielo abrasador”, “vista ciega”, “flor fétida”, en los ejemplos se puede encontrar un sentido metafórico forzado, por ejemplo: en “hielo” se refiere a algo frio, helado, su significante, y con “abrasador” no se refiere a lo caliente, se refiere a lo envolvente, su valor metafórico.
Estas reflexiones no se me ocurrieron a mi, es un grano de arena entre las reflexiones con las que se arman los textos.
De manera que para aquellos que van a enfrentar el camino de la escritura, no es meramente inspirarse y escribir, es sólo una parte del proceso, indispensable, pero insuficiente.
En eso, los talleres de escritura, son una interesante propuesta que nos apoya con sugerencias y análisis de la teoría literaria de una manera práctica, acompañando el proceso de escritura sin desviarse del propósito de escribir.
El conocimiento de la retórica literaria permite atravesar las redes del sentido y superar la propia escritura enriqueciendo los textos con eso tan conciso que se lee en Borges: técnica y perfección en sus usos.
Aunque la perfección es enemiga de lo posible, una buena idea es: al menos ir acercándose.
Para los desprevenidos: Pleonasmo está considerado lo opuesto de Oximorón, se come con substancia de Taller de escritura, les recomiendo leer en el item de Recursos, en la página de Sociedaccion, la definición, a partir de allí les resultará gracioso escuchar cómo, casi todos, hablamos en Pleonasmos en vez de español.
Recomiendo visitar la zona de Letras, es hora de participar y probarnos que podemos hacernos un sándwich de Sinécdoque y pasar una memorable tarde leyendo a Borges, bien rellenos de Hipérboles, recurso al que el maestro eran tan afecto, entre otros.