Pensamientos y recuerdos de un hombre mayor ante la proximidad de la Navidad.
Cuando se aproxima la Navidad suelo perderme en largas caminatas por las calles de mi barrio mientras, dejo correr por mi mente pensamientos y sensaciones muy diferentes a las que siento habitualmente, elijo calles arboladas y poco transitadas, al punto que suelo escuchar el ruido de mis propios pasos.
Me invade una dulce, diría que cálida sensación de paz que me permite disfrutar con intensidad de los perfumes de la tarde y de la maravilla que habita en cada rincón de la naturaleza. Las ramas verdes de los árboles, alguno que otro pájaro y el fondo de un cielo azul, misterioso y cobijante al que ya de muy chico solía dedicarle tardes de devota observación montado sobre la copa de un viejo eucaliptus, uno de los tantos que rodeaban mi casa paterna, en un rinconcito remoto de la llanura pampeana.
Ese árbol a pesar de sus muchos años siempre se brotaba con nuevas ramas y nuevos retoños, era mi refugio cuando quería estar solo y fué el laboratorio donde se anidaron mis primeros sueños.
Me adormecía con el silbido del viento entre sus hojas y entre sueños y despertares, bellas melodias se apoderaban de mí, sonidos y olores del campo profundo, que nunca me abandonaron, y son hoy mi compania, mi refugio en la vejez.
Camino a paso lento, disfruto de cada momento mientras pienso en mi viejo eucaliptus que no tenía planes para convertirse en leña, que siempre se brotaba con nuevas ramas, queria ser refugio de un chico soñador, nido para un pajaro, sombra fresca para un caminante.
Pronto será Navidad, Jesús volvera a nacer para todos los hombres del mundo, su mensaje y su ejemplo son universales, no es común decir ni escuchar que también se trata de que cumplira 2010 años.
Hablamos del niño que nace, porque renace la esperanza para todos, debemos abrir los ojos, mirar de verdad, abrir nuestro corazón, darnos cuenta que no estamos solos en el mundo, que estamos en el mismo barco, que si se hunde, nos ahogamos todos.
Este creo que es el gran mensaje, la bendita primicia de la Navidad.
Un gran abrazo para todos.
Feliz Navidad.
*Mi mejor recuerdo para el Sr. Laplume, periodista y escritor francés que fué mi amigo y que me dejó su seudónimo para que yo lo utilizara creyendo que un dia sería escritor. |