Leer aquí y allá, te esclarece algunos puntos. Leí en varias oportunidades, especialmente en este medio, Sintagmas, respecto a la “carrera” del Nobel, en la Universidad de la Academia de Estocolmo, a la cual Vargas Llosa suscribe como uno de sus mejores alumnos.
Aunque también se dice que todos los escritores que ganan ese premio están en lo mismo, lo de Vargas Llosa, parece, fue tan asquerosamente obvio que la elite intelectual rechaza su condición de galardonado, rechaza a la persona, aunque reconoce algunos logros del escritor, sobre todo en “Conversación en la catedral”.
Lo más fuerte que leí, fue aquí mismo, un prestigioso profesor de literatura (*), explica ampliamente, demasiado complicado también, los errores que cierta publicación sobre el autor Onetti, firmado por Vargas Llosa, en realidad se trata de errores de Alfaguara.
Se sospecha (aunque no sé bien si es un sospecha personal del profesor o es algo general), que dicho libro fue escrito por alguien contratado, con pocas luces, al decir del artículo, por la editorial Alfaguara.
Alfaguara invierte, claro, vamos a reconocerle la astucia, contribuyendo de forma importante a la carrera del Nobel, se vería inmediata y directamente beneficiada, por la “lucidez” en tener tal autor, que desde el premio, claro, ha colocado el nombre Alfaguara en todas las fotografías.
Digo yo, ¿una editorial que me parecía muy prestigiosa, necesitaba esto?
Fui un poco más allá, y de repente, otros hilos invisibles se entrecruzan.
Por ejemplo, Alfaguara es del grupo Clarín, entonces, era de suponer, me dije, que pronto le “cobraran” de algún modo a Vargas Llosa, los favores recibidos, y lo que en un principio hasta me pareció un pensamiento descabellado, propio de teorías conspirativas a las que uno se entrega sólo por el juego de supone, ya no me pareció tan incoherente; Por ahí apareció Vargas Llosa, opinando sobre la situación política en Argentina, especialmente sobre los Kirchner, detractando y opinando sobre cosas que cree saber sobre asuntos que lee, precisamente, en el diario Clarín, clara fuente hasta de las palabras que emite ese señor.
Todo un paquetito, bien atado. Si antes me resistía a creer que la soberbia de Vargas Llosa hacía poco probable que permitiera que otro le escribiera un libro que él firmaría, ahora ya no me parece nada ilógico.
Vargas Llosa, ahora con guión escrito indirectamente por el grupo Clarín, a través de su representante Alfaguara, come de la mano directa que lo catapultó al Nobel.
Es una pena, en 100 años, cuando nadie se acuerde de cómo consiguió el premio, seguirá en el mismo libro de “los Nobel”, y quedará en los obsesivos memoriosos la forma ominosa en que lo consiguió.
Ahora apareció otro “asunto”, típico de las veleidades prostituidas de Vargas Llosa, durante 30 años, en Alemania, estuvo publicando con el sello editorial Suhrkamp, y de repente, anunciaron, que publicaría con Rowohlt, pero la editorial, por razones que se explicaron, anunció con bombos y platillos que no publicarían la novela de Vargas Llosa, El sueño del Celta, novela comercial, según se la conoce más que por literaria.
Dicha novela estaba en “gatera”, segundos antes del anuncio del Nobel, y ahí nomás salió a la venta, en un movimiento que da a sospechar que Alfaguara ya conocía el resultado del galardón, aunque claro, la nominación de Vargas Llosa a dicho premio ya estaban en danza, la inversión a esa carrera, viene de larga data.
Mientras, antes la extrañeza de tal negación, quién puede entender que una editorial no tan famosa se atreva a negarse a publicar a un premio Nobel con tanta publicidad a su alrededor, y sobre todo cuando convierte en tan polémico el galardón.
Para los que decidan leer ese y otros texto, encontrará un Vargas Llosa degradado y comercial que no parece justificar el premio.
Pronto se ocupó el escritor de pasarle el turbio asunto a su agente, Carmen Balcells, ante la agachada de la vieja agencia Suhrkamp, declarando que encantados seguirán distribuyendo dicho libro.
El dinero no tiene dignidad.
Ahora cito al diario “El Universal” de Caracas:
"Sigues siendo mi editora, hoy como antes", habría escrito el autor de 74 años a la directora de Suhrkamp, Ulla Berkéwicz. "Espero que Suhrkamp siga editándome y que esto quede en un episodio pasajero", citan fuentes del sector a Vargas Llosa, que supuestamente atribuyó el cambio de sello a una decisión de su agente española, Carmen Balcells.
Qué lindo “grupo”. |