Para mi, decir cosas como: Me encanta Irlanda y los Irlandeses, me llevo bien con los Gay, me gustan los italianos y su gente, no es meramente un modo de hablar, es sencillamente una persona que vive, respira y trasmite la diferencia.
A mi nunca se me ocurre ni andar generalizando ni colocarle a las personas etiquetas de países, condición sexual, regional, de género de profesión, las personas son buenas, más o menos, malas, muy malas y entre el medio de todo.
Son fundamentalmente personas, seres humanos, y la única clasificación posible por una cuestión de madurez sería la edad, y pro una cuestión biológica el sexo que exuda, sea hombre que se parece a mujeres, viceversa o ambos.
Confieso sentir atracción por algunas mujeres con nombre masculino en el documento e incluso por hombre que no son tan hombres, sin que haya pensado en concretar, sabiendo que mi propia condición de hombre reaccionará con una mujer, pero si de atracción hablamos, convengamos que el traste de un Flavio Mendoza no pasa indiferente.
Con esto no estoy confesando más que lo que hace la gente con su cuerpo me tiene sin cuidado, generalizar sobre que una región “determina” el don de gente, también me parece descabellado.
He escuchado la frase, hay de todo en todos lados, en decenas de personas, pero muy pocos la ejercen.
Por las personas que “pertenecen” a geografías, siento empatía o rechazo por su pasado, por ejemplo aquellas que sufrieron ocupación colonialista, o imperios o persecuciones, en forma global, eso tiene que marcar a cualquiera, pero eso no los determina como buenos o malos, sino que evidentemente tienen que ver, vivir, respirar una realidad diferente a la mía, salvo por el punto negro de Malvinas y los años de plomo, este país es un bálsamo.
El tema con la regiones es que son comentadas más con prejuicios que con otra cosas, nos hartamos de escuchar que Brasil es un país de vanguardia, que arrasó a Argentina como país en crecimiento, bla y bla, hoy se sabe que tiene una tasa de desempleo tan importante como cualquiera, que sufren más inseguridad que nosotros, que tienen problemas de drogas a nuestra altura, y la lista sigue.
Creo que mirar a otros países para “comparar” desgracias contra bonanzas es fantasioso, en el mundo globalizado el problema es de todos, no de una sola región o país.
Lo que pasa en Colombia con la droga, parece ajeno, lejano y lo escuchamos en la tv casi como un documental, pero en realidad, nos afecta a todos, una vez que se ha “probado” algo en un país se exporta a todos, lo de alrededor, primero, luego el círculo se va expandiendo, sobre todo a países que inadvertidamente no tiene el problema entre sus prioridades legales porque todo eso “ocurre en otro lugar”, nunca en el propio.
Para mi, hay que dejar de mirar cómo viven o lo que hacen los vecinos y comenzar a preocuparse por cómo vivimos nosotros, si dejamos que la droga y la inseguridad sean los ejes bajo los cuales vivimos la existencia, estamos en camino de ser nosotros a los que los colombianos miren como en un reality de tv, donde nos matan al mejor estilo de sicarios colombianos, sin que importe que se traten de mafia china u otros grupos por el estilo.
Los noticieros pasan las noticias de ataque a supermercados chinos como si fuera un “asunto entre ellos”, el resto de la población no se siente involucrada, porque ellos no son chinos.
Hace poco escuché en el programa “Calles Salvajes” de Ciccioli, que se sabe que “los nigerianos” que están en las calles, debajo de los paraguas con relojes, venden drogas, como si no hubiera miles de otros, de color, género, geografía que no lo hicieran.
Creo que hay que decir basta con los chinos, los colombianos, los nigerianos, los bolivianos, hay que tratarlos sin ese prejuicio, con todo el rigor de la ley.
Me tiene sin cuidado que sean chinos, nigerianos o lo que sea, el asunto es que nuestras familias corren el mismo riesgo que cualquiera, porque lo extraño es que ya sea por chinos, nigerianos, etc, si los tienen identificados, por qué están en nuestras calles.
Dejemos de mirarnos en el espejo de la clasificación regional, para comenzar a actuar en protección del ciudadano, sin importar la nacionalidad.
Somos todos seres humanos, tenemos el deber de protegernos entre todos e identificar a los delincuentes sin importar su origen. |