Me tienen podrida las vedetongas, aspirantes a vedetongas, bailarinas y demás runfla televisiva mediática que se las dan de superadas con el tema del cuerpo, portan importantes cirugías que les muestran completamente deformes e inarmónicas y dan consejos sobre “aceptarse” tal cual se es.
Esta tribu de aconsejadores sin autoridad moral para hacerlo, pulula por los canales con la cara más sincera que artísticamente logran son capaces de decir cualquier cosa, sin que se sientan ni un pelo avengonzadas de no tener autoridad moral para decirlas.
Escuché de gente que tiene MUCHA plata, con todo resuelto en la vida decir: la plata no hace la felicidad, o clishés por el estilo, cosa que sólo se puede opinar cuando se la tiene.
Esas que dicen: hay que aprender a aceptarse, gastan zapatos en el psicólogo para que los convenzan a ellos mismos de decir esa frase sin que importe si ellos mismos la creen.
Otros que nombran la frase” mi verdad”, “soy sincera”, etc, cuando se demuestra fácilmente que mienten como beduino.
La más usada: “nunca hablé de otros…”, sólo para hablar de otros y repetir infinitas veces la misma fórmula esparciendo rumores o verdades de otros, ya comenzar con esa frase la desmiente, de manera que justificar la mala leche con esa frase es empeorar la acción.
Ni qué decir las operadas hasta las uñas de los pies, recomendando no hacerlo, justificando el hecho porque son “artistas”, como si eso les diera permiso para la estopa en la cabeza y operarse hasta el lóbulo frontal.
Esos mensajes no se circunscriben a la tv, es de todos los días, estoy cansada de escuchar los consejos más desfachatados de las personas más inverosímiles, sin ir más lejos, tengo una amiga que siempre trata de tranquilizarme con las rabietas que me agarro con mi suegra, siendo que ella misma se agarra rabietas mayores, justificando su actitud con “es que mi suegra sí que es terrible”, como si hubiera ella tuviera el metro patrón para medir a las suegras.
Conozco a alguien que se queja de Tinelli, cuando no hace mucho se pasaba todo el día mirando Gran Hermano y comentándolo sin importar que no me interesa ninguno de los dos.
Sin importar si perteneces o no a las huestes televisivas “modernas” no te queda más remedio que escucharlas, invaden los noticieros, los diarios, todo medio gráfico y las conversaciones.
En ese sentido, Fort, que me da asco en otros aspectos, le reconozco que en referencia a estos temas es más coherente que todos, la ostentación y todo lo que muestra es absolutamente válido, no anda con hipocresías fingiendo lo que no tiene, al contrario, no tiene ningún problema en ostentar, mientras Tinelli, millonario, se hace pasar por un modesto chico de barrio que regala flores, ni se le ocurre que con lo que gana, andar hablando de lo que ganan sus productores, como incansablemente se ve en los noticieros que reclama, es vergonzoso.
En fin, hoy me levanté intolerante.
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