En un fallo histórico en Alemania se condenó a dos años de prisión, con libertad condicional a una mujer por contagiar de Sida a un hombre.
El asunto va más allá de lo legal, me parece. La ley puede ir por su lado, y determinó su castigo: no estará ni un día en prisión, pero tendrá que “reportarse”.
A la cantante Nadia Benaissa, en realidad, le importó un corno un ser humano, y vaya a saber cuántos más que no lo saben.
No es meramente una irresponsabilidad como se remarcó en el juicio, es algo más grave: para mí, esta persona es una asesina.
Este asunto me hace pensar en el cigarrillo, aunque lo del SIDA es más grave, la gente que fuma actúa de la misma manera: no les importan los demás.
En referencia al cigarrillo, es mejor que fumen marihuana, al final, porque esa hierba no hace tanto daño como el cigarrillo común, aunque sí dañe al que lo fuma (le quema el cerebro), pero al menos se daña a sí mismo y no a los demás (aunque también considero delito dañarse a sí mismo)
El tema es peliagudo, porque hablamos de una enfermedad con la que todos tenemos que ser sensibles y comprensivos, pero cuando alguien no lo es nos hace replantear las actitudes que hay que tomar frente a personas como esta.
Estoy segura que se salvó porque es famosa, si no tuviera esa “visibilidad”, estará en la cárcel.
El hecho de que vaya portando esa enfermedad no la hace diferente del resto de las personas que también portamos “armas”, podemos estrangular con las manos, matar a alguien de una patada, golpearlo a puñetazos en la cara, etc.
Es decir, a mí, la enfermedad no me parece arma mayor, el delito, me parece, no está en ser portadora, sino en la actitud de “no me importa”.
Dicen que este fallo marcará un antes y un después en materia de responsabilidad sobre el portador de esa enfermedad, pero no creo que sea así, la humanidad va para atrás en materia de respeto por el prójimo.
Si no fuera así, algo como el cigarrillo habría tenido que dejar de existir desde hace años, aunque soy consciente que ese vicio subsiste gracias a los que se llenan los bolsillos con la salud ajena.
A los que fabrican cigarrillos habría que condenarlos igual que a la cantante Alemana, es el mismo concepto. Ponen en riesgo la salud de millones, no sólo de los que fuman, sino de los pasivos que están alrededor también.
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