Ya es recurrente en la tv Argentina la exposición de lo que antes se hubiera considerado de mal gusto decir: las declaraciones de la Alfano sobre el sexo oral practicado a Lamas, es a todas vistas de lo peor.
Esa señora tiene la virtud del desubique en todos los sentidos, políticos, sociales y de todo tipo.
Para empezar, lo colocó a Lamas públicamente en una situación desagradable, que dio como resultado lo obvio: Lamas lo negó.
Lo cual la deja a ella como una bruta, insensible y desubicada, y a él como mentiroso.
El mundo está al revés, antes, eran los hombres los que se jactaban de esas cosas.
La Alfano es inclasificable, pobres hijos, imagino lo lindo que es saber que la progenitora de uno, que nos dio besos, anda metiendo esa boca cholula en cualquier caño.
Por otra parte, ni tuvo la sensibilidad de respetar a la mujer de Lamas, presente en la declaración.
Qué lindo. Luego se preguntan por qué las mujeres no la quieren.
En el asunto Pachano, confieso haberla apoyado, porque estoy de acuerdo que por más desubicada que haya estado en hacer un comentario sobre un estado de salud de otro, en un asunto delicado, con un extraño, es a todas luces algo o de mala leche o de desagradable, pero en la realidad es Pachano el que paseó el asunto en público.
Insisto, la Alfano es desubicada en público y en privado.
La verdad es que me parece una señora bella y hasta inteligente, pero últimamente le pasa algo con ubicarse.
Lo de lamerle la lengua y nariz a la modelo, me parece una estrategia, para quitarse el mote de homofóbica, usando las técnicas de las grandes, como Madonna y otras, pero le sale mal, sencillamente porque carece de todo don de medir oportunidad.
Que levanta el raiting parece ser obvio, porque si no, no la invitarían a hacer esas payasadas, pero se sabe que cuando la razón de la súbita popularidad se debe a actos que la mayoría repudia.
Cuando se le pase la pavada de los 60, quizás pueda encontrar qué hacer, porque con esas payasadas la veo poco eficaz, demasiada energía por unos minutos de tv.
No tiene límites la estupidez.
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