Mil disculpas si ando medio perdida en la lista.
Es que son épocas de mucho trabajo, de plantear estrategias para que las cosas puedan ser un poco mejor.
Creo (yendo directo al asunto de este post) que algo que nos hace sentir plenamente humanos es vislumbrarnos capaces de ver lo nuevo en lo antiguo, como pasar por enésima vez por una esquina y descubrir y asombrarse de algo que siempre estuvo allí.
Tendría mucho para contar, pero por ahora apenas si comento tres cosas.
Una de ellas es mi planta de níspero-no níspero, a la que por las dudas llamo "nóspero", porque no espero nada de ella, de modo tal que la misma planta se encargue de sorprenderme.
La otra es una planta incógnita, que eligió mi terraza como lugar para crecer. Envío la imagen para que alguien si quiere, pueda ayudarme a construir alguna fructífera mitología.
Y finalmente, puedo contarles que mi planta de algodón Estrella está a punto de explotar de blancas fibras, para la sana envidia de todos.
Sé que la cosecha no será abundante (diga lo que diga nuestra Sra. Presidenta) pero, si todo va de acuerdo a lo soñado... ¡cosecharemos!
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