No resulta para nada extraño; tal vez lo más notable es que sea la luna de los enamorados y que, estando en la zona oscura, el agua sea helada... Tal vez falte poco para que, ante tamaña "retención de líquidos", una horda de médicos científicos se decida a bombardearla con pastillas diuréticas...
De todas formas, si se me permite una ampliación, me parece que la luna no es propiedad exclusiva de los que se aman.
Están los que están "en la luna" (y, entre ellos, quienes están "en la luna de Valencia", conocida por todos por sus propiedades particularmente alienantes); los que cada tanto se despiertan alunados o "con la luna"; y, por qué no, los "lunáticos" de tiempo completo.
También hay lunas de mieles crecientes, menguantes, llenas y nuevas.
Hay perros que le aúllan a la luna... Y está también el temible lobizón de las noches de luna llena (aunque conozco quien tiene más temor a la media luna)...
Y ni hablar de los que señalan la luna y sólo logran que los necios vean la punta de su dedo...
Pero bueno, en medio de tanta variedad de sentimientos que suscita, por fortuna tenemos la sonata Claro de Luna...
En verdad creo que la luna siempre dará qué hablar. Y es agradable, incluso en las noches de cielo encapotado, seguir creyendo que está ahí, aunque nuestros ojos no logren vislumbrarla... |