Mal que nos pese a los católicos, o ex católicos, en nombre de la religión se han cometido los delitos más aberrantes de la historia, particularmente avalados por el Vaticano.
No olvidemos la inquisición, siglos de delincuencia amparada en un estado que apañaba los delitos de asesinatos legales de esa organización.
No sé por qué extraña tanto a la población la situación actual.
No quieran imaginar lo que no sale a la luz.
Los casos actuales, sin duda son la punta del iceberg, y por la única razón que el Vaticano se muestra tomando medidas es para “callar” la prensa y al mundo haciéndoles creer que “hacen algo”, que lo que se puede demostrar ellos lo repudian.
La paradoja es que gente sin autoridad moral es la que juzga la moral de sus propios miembros.
Las agrupaciones religiosas funcionan históricamente como empresas que cuentan con normas, actividades y administración de empresas, cuyo “producto”, la fe, es administrado en forma abusiva para con sus integrantes, manipulando la caridad a favor de si misma.
O ustedes cuántas obras ven realizadas por la iglesia.
Las escuelas y colegios que se administra bajo la batuta religiosa, está demostrado que son fuentes de enseñanza de violaciones a los derechos del niño, más allá de las aberraciones que ocupa los diarios los últimos días.
Los hombres educados en esas instituciones, encuentran que los correctivos violentos, las agresiones verbales a los hijos y en casos extremos el abuso sexual, son “secretos”, no delitos.
Es alarmante el relato de jóvenes educados en colegios religiosos que hay sufrido abusos de todo orden en esas instituciones, y por lo mismo educados para pensar que “son cosas de la vida”.
Muchos están acostumbrados a pensar que todo lo que padecieron en los colegios religiosos “los hizo hombres”, pero en realidad son vejaciones que deja secuelas, no es de extrañar que los “secretos” de estas instituciones estén apareciendo simultáneamente, parece que por fin hay gente que está viendo la insensatez de ese tipo de organización.
Me gustaría saber cuánto va desde el gobierno a las arcas de esa estructura, dinero que sale de nuestros impuestos.
También me gustaría que más gente se animara a contar las experiencias abusivas que ha sufrido en esas instituciones, a ver si se desenmascara de una buena vez esa organización que por siglos es el flagelo de los hombres bajo la máscara de la piedad, la caridad, el gentil hombre.
A la cárcel con los delincuentes y a ver de una buena vez si los estados deciden desarmar esas nefastas estructuras de sometimiento y vejación, no sólo física, sino mental.
En cien años esa institución se conocerá como la mejor organización para dominar el mundo, sin moral, ni principios.
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