Luego de que se filmara que aunque hay una sola empresa que hace viajes regulares en Haití hacia el aeropuerto, y que los blancos tienen preferencias para subir a esos transportes, se publicaron varias fotos de los atropellos, corridas y sufrimiento de la gente para traspasar la puerta azul del ingreso al aeropuerto.
La empresa, Caribea Tours, puso 4 unidades de transporte, el dueño es mulato, la esposa también, para los desatentos: la población negra, sutilmente se considera superior, con lo cual los guardas que se contratan para “evitar” las avivadas de colarse en cada viaje son negros, bajo la suposición que los mulatos intentarán colarse por la puerta, sin derecho a hacerlo.
Los “supuestos” colados, los mulatos, con billetes en las manos, también son sospechosos, de manera que se generan embudos de personas, mientras los blancos pasan tranquilamente, los negros se ven empujándose con los mulatos para pasar.
No sé si entienden bien: hay 3 “castas”, blancos, negros, mulatos y en ese orden de importancia.
Dice la dueña de la empresa, que es mulata , que los blancos en este momento en Haití, son médicos, bomberos, periodistas que van a ayudar, y que el único modo de “pagarles” la ayuda es dándoles preferencias en los pasajes.
El resto, a sufrir esperas, postergaciones, humillaciones, como si no fueran seres humanos también con necesidades y quizás también ayudando.
En un estado de catástrofe, la sociedad de todas maneras se arroga el derecho de decidir prioridades entre seres humanos, y extraña y nuevamente decide por el color.
Todo esto pasa en una puerta en la que se ingresa al aeropuerto, para salir del país.
Es decir, este relato del horror, ocurre con gente que se va de Haití, no que está quedándose a ayudar.
Auque tengan billetes, el pasaje para salir asegurado, de todas maneras ocurre el abarrotamiento. A mi modo de ver, se debe pura y exclusivamente al hecho de vivir con derechos atropellados; con la prepotencia y la pelea para asegurarse el lugar que el billete en la mano no parece ser suficiente para asegurar la partida.
Para mi es claro, la gente que está acostumbrada a la discriminación, incluso por sus pares, no confía en que un papel, el billete del pasaje, vaya a cambiar las cosas.
Yo tampoco lo creo.
Escapar, es lo que esperan, la mayoría con una visa norteamericana, sólo para llegar allí y darse cuenta que ese gobierno ya declaró que no recibirá más gente de Haití.
La gente que huye cree que podrá quedarse allí, pero el gobierno nunca habló e aceptar tal posibilidad, en principio la gente que llegó antes del 12 de enero, tiene 18 meses como máximo para quedarse, luego debe volver a su país, y los de después, deberán volverse, aunque tengan visas.
Y como siempre, sólo se podrán los Haitianos ricos, con visa o sin ella, blancos o no.
Lamentable todo lo que Haití está revelando en los seres humanos, de principio a fin, la codicia y la deshumanización.
Mientras, ya se ven a mujeres Haitianas con bebé en brazos pidiendo por la calle en las ciudades a donde emigraron.
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