Por el contrario de los mensajes usuales, los jóvenes leen más que nunca, lo que pasa es que lo hacen de otra manera. La discusión, pienso, no debería ser sobre cómo acercar la literatura a los jóvenes, sino cómo integrar la literatura a los nuevos dispositivos y hábitos de los jóvenes lectores.
En principio parece obvio que estamos ante un lector salteado, llevado a un punto que no alcanzamos, como viejos lectores, en el sentido que Macedonio Fernandez ya proponía desde su literatura; cambiaron los medios, y con ello, la discusión de la calidad y cantidad.
En la 45 Feria del libro 2019, se han implementado diferentes actividades que no sólo implicaba lecturas, sino medios, tecnología, fomentar la literatura, preocupa más que la calidad de esas lecturas, en el sentido de qué definir como calidad.
En ese sentido una anécdota personal, es que en ocasión de decidir la compra de un manual de juegos, a lo que me negaba, una persona cercana me hizo recapacitar bajo el argumento: yo le compraría, porque así aprende a leer manuales, ya que es algo que yo nunca supe.
La frase caló, me decidí por la compra y quedó demostrado que no sólo era cierta la apreciación, sino que era un estímulo importante: estaba ensañando que hay libros útiles que son importantes leer completos, ya que parte de la declinación a leer, es la suposición que leer reseñas, comentarios de otros, o aspectos puntuales de un tem, es suficiente.
Estimular la lectura, ya sea en libros o en medios electrónicos tiene muchas aristas, el análisis de palabras, la gramática, la ortografía es parte de ello; en ocasiones se nota en la participación en las redes sociales la ausencia de estos elementos, no sólo fijando malas prácticas, sino el mensaje que “todo está bien”, no pasa nada. Y los adultos son los que más incurren esa práctica, como si fuera un método para integrarse al medio.
Los medios de validación antiguos, diarios, revistas, hicieron otro tanto, despiden a los correctores o contratan gente sin conocimiento real; la carrera de corrector es más larga que la de letras, de manera que suplantar un corrector con un licenciado en letras es como suplantar a un cirujano con un enfermero, salvando las distancias, que no todos los licenciados comenten errores de ortografía o gramaticales.
Luego queda es aspecto de la calidad, si algunos han ojeado libros escritos por famosos yuotubers, además de los errores, encontrará temas, más que contenido; son escritores captados desde el chiste o actividades que nada tienen que ver con lo literario, que por la presión del mercado devienen en escritores. Dejo de lado a los booktubers que por lo menos leen lo que está escrito, en todo caso habría que atacar la elección, más que la corrección.
Lo cierto es que acercar a los jóvenes a la lectura, no es necesario, lo que hay que atender es la calidad de esa lectura, e involucrar a los medios. Por ejemplo, en el gobierno anterior se había distribuido netbooks a los chicos de las escuelas y los contenidos que integraban la tecnología fue un buen medio de introducir en la educación el dispositivo, y a pesar de ser un cambio que introducía la enseñanza a la altura del mundo el gobierno actual neutralizó el proyecto, sin embargo, la educación no logró accionar usando los celulares, por ejemplo, que casi todos los chicos, al menos de cierta edad, ya disponen.
De todas maneras, el punto del dispositivo es un aspecto de convocatoria, no de contenido.
El contenido, me parece, sigue siendo el problema de lectura, de nada sirve leer a un youtuber, cuya formación literaria es cero y responde a variables del mercado económico y no cultural.
Acercar a los jóvenes a la lectura, no es estimularlo, no lo necesitan, lo que se necesita es una acción en cuanto a contenidos y hasta el momento, al menos en literatura, el método es el mismo: leer junto con los adolescentes, no rechazar el material que les atrae, sino conversarlo, distinguir aspectos de interés común y acompañar el proceso con la propia opinión.
Necesitamos leer como leen los jóvenes actuales, también necesitamos aprender los que venimos de otros métodos de adquisición de conocimiento, y sobre todo, la cuestión sobre qué es conocimiento y cuál es el mejor método para adquirirlo, porque si algo aprendimos con la tecnología es que los que transitamos el modelo de aprendizaje tradicional nos quedó obsoleto a la hora de integrarnos al mercado laboral y ni qué decir, en la actualidad, a los social.
Queda mucho por discutir sobre cómo acercar a los jóvenes a la lectura, yo más bien querría tener la respuesta de cómo acercarlos a lecturas útiles, para sus futuros, no para el de mi generación, que ya estamos “echados a perder” con los viejos modelos.