Podrida, bien podrida, planta infame; cuando estabas en un bulbo del tamaño del puño, cubierta de arpillera como el muñón de un mendigo, eso sí, envuelta en celofán, prometías como si fueras político, tal si te creyeras vestida de seda; te enseñaron mal o aprendiste mal, ahora que te embreté en la maceta te venís a poner temperamental, planta de mierda, porquería, lo que me faltaba, percanta y traicionera, como una esposa insatisfecha, te voy a regar con alpiste para que te picoteen los pájaros si no empezás a enderezarte de una vez, te voy a salpimentar con yuyo uña e’ gato para que te orinen encima y tengas de qué quejarte de verdad; qué te hice yo si no ponerte piso de lujo: maceta como un suntuoso barco, medio metro de eslora, con pie de bronce y sobre relieve de flores, te engalané como si fueras mi amante; a ver si te ponés erguida de una buena vez, así me devolvés en algo las atenciones, o te pongo culo arriba sobre un nido de hormigas, desnuda, así vas a saber lo que es vivir en la villa, los bichos se van a relamer como si fueras una damisela sin servir, y de paso, te hago ensalada con lo poco que quede; como no me entregues aunque sea un par de hojas enhiestas, para armarme al menos un porro que valgan todas las gentilezas, te mando a volar por el balcón para que te estrelles allá, en la vereda, 9 metros de abismo y a la mierda, a vivir la vida de muñón de mendigo, arrastrándote como gusano hasta encontrar una grieta, buscando una migaja de tierra, que seguro será infértil, para que sepas lo que es no aprender a comportarse como se debe, como una auténtica planta de marihuana; para mañana te quiero dispuesta y erecta como si te exhibieras en un desfile o te despido como misil, derecho al túnel de tiempo, a la era de los dinosaurios te mando, a ver si recapacitás.
Si lo que buscabas era una reacción, genera una reacción; viniendo de vos, al principio de asombro, aun cuando se sabe, que esto es simplemente un laboratorio de prueba, conociéndome sabes que las puteadas aun me cuestan, pero el efecto se consigue.
Recomiendo un taxista, que esta para esa y otras yerbas, y por último, plantarlas antes de haberlas fumado.
Nunca hay que confundir los personajes con la autora. Es un texto que pretendió ser un cuento. Estoy entrenando en el género, así que no es que crea que soy muy eficáz.
No le doy a la hierba, en realidad ni fumo, ni bebo, ni...
soy una aburrida...
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