Antes que me faltaran las manos, ya existía una impostura: el terror como tema, el error de lo histórico y el convencimiento de que un mito muy grande, puede ser superado con la articulación de un misterio.
Ella era demasiado.
Establecí que semejante presencia, el cadáver de Eva, demasiado acústico, sólo podía ser superado por la ausencia de otra parte física, una desaparición tan grande que deslumbrara.
Hablar mal de un muerto, es mantenerlo vivo, vigente, creciendo en actos, en presencia, y sobre todo en el mito, de manera que no consideré esa posibilidad.
Algunos muertos se desovillan con el tiempo, fluyen, dialogan en silencio y permanecen en el imaginario con una voz que recrea episodios, abriéndolos y cerrándolos, formando parte de un murmullo salmódico, que como un mantra, se repite en si mismo y persiste.
Luego se le unen las voces de los vivos, y el antes y después de la muerte se vuelve indiscernible, las voces de los vivos y de los muertos forman una partitura, y cada una aporta a la sinfonía, hasta que ya no se puede ni siquiera fingir el silencio.
Así permanece Eva.
Es por ello que a mi persona de mayor confianza le encargué que me sacara las manos cuando ya no tuviera mi propia voz.
El misterio de las manos pugnará por su lugar, enfrentadas en la muerte a la presencia de Eva muerta.
Algún día el magnetismo del misterio de la desaparición de mis manos, será más poderoso que su recuerdo; víctimas y victimarios en tiempos distintos.
Antes que me faltaran las manos, ya había una impostura.
"Esto implicaría que era muy inteligente, por cierto creo que lo era, y aun así le fallaron los calculos."
Me gustó la vuelta de tuerca a un tema por algunos olvidado pero que, obviamente, intento convertirse en mito.
Sabía que te gustaban las detectivescas, será por lo analitica?
Hola!, no lo sé, pero sí me gustan los "acertijos".
El tema de las manos de Perón, no logro olvidarlo, justamente porque es un acertijo.
Gracias por el comentario.