Hice un mix con el título de La balada del mar salado y Fabula en Venecia, de Hugo Pratt, que son dos de los títulos de este extraordinario dibujante y su personaje Corto Maltés. Siempre me gustó esa historieta, tiene todo el condimento necesario para que una adolescente de mi época, se fascine: aventura, magia, romance.
De todo ello, lo imperecedero es Venecia. Para mi ese autor es el que más honra a Venecia, lejos de La muerte en Venecia de Thomas Mann, salvando las distancias, el que me hizo pensar en Venecia es Pratt.
La obra que se conoce menos, no sé por qué, son las novelas de Alvaro Muttis, con su personaje Maqroll el Gaviero, cuyo libro Empresas y Tribulaciones de Maqroll el Gaviero, son las espectaculares aventuras de Maqroll, que incluyen tres historias La Nieve del Almirante, Ilona llega con la lluviayUn bel morir, son atrapantes y la clase de novelas que se leen en la playa o en las vacaciones, pero en las que se “oye” el sonido del mar.
Maqroll, es un simple Gaviero, un marinero que se ocupa de la Gavia, una de las velas, un antihéroe, un hombre mayor que vive la vida como le viene, más en estado de contemplación que como actor de ella.
Especialmente me gustó Ilona vuelve con la lluvia, en donde Maqroll en el medio de la desesperación por haber perdido el barco (el capitán se suicida), se debate entre la miseria y el delito. Transcurre en Panamá, donde queda estancado, al borde de la ley.
Hasta que lo rescata Ilona.
Ilona, mujer que llega con las lluvias del trópico panameño; entrañable, amiga y amante que exuda el goce del espíritu y materia, con quien lo une una relación solidaria, sin compromisos, asumidos con total libertad.
Acuerdan iniciar una empresa para costear, con un prostíbulo, lo necesario para adquirir un barco, e ir a rescatar a otro amante de Ilona que está en la cárcel de Marruecos. Los tres son amigos y se cartean entre sí, durante la aventura, a los tres los une el amor que ambos tiene por Ilona y que cada uno acepta del otro hacia ella. La comparten sin problemas.
Las actividades de los personajes, así como sus motivaciones y aventuras, son irregulares, apasionantes y un verdadero cóctel de suspenso.
Para mí, Alvaro Mutis, con su personaje Maqroll el Gaviero, junto con las historias de Salgari con Sandokán, Lord Jim de Joseph Conrad y Hugo Prat con Corto Maltés son obligatorias para todo lector joven que se introduce en la aventura literaria y de las otras.
Son libros que acompañan toda la vida, como a mí, que hoy, aún siento el deseo de ofrecerles este homenaje con un recuerdo de las horas en las que mientras otros dormían yo viajaba con y por las historietas.
Escribiendo sobre esto, recordé a los adictivos Ficcionario de Horacio Altuna, Las puertitas del señor Lopez del mismo autor, El Ethernauta de Héctor Germán Oesterheld y estoy segura que estoy dejando de lado tantos otros.
La lista es larga, pero lo que une a todas estas historietas es que están muy relacionadas con el espacio en donde se desarrollan. Venecia para el Corto Maltes, Panamá para Maqroll, Malasia para Sandokan, Patusán para Lord Jim, El futuro para Ficcionario, el baño para Lopez, Buenos Aires para El Ethernauta, el espacio es un personaje más sin el cual esas historias no serían las mismas y quizás no podrían haber sido contadas.
Desde esas lecturas me han sembrado para siempre el deseo de conocer esos lugares, incluyendo el baño de Lopez.
Son historietas que recomiendo calurosamente, es una lástima que hayan desparecido de los kioscos; antes se compraban semanalmente y una se quedaba con el suspenso hasta la próxima entrega.
Ir al kiosco era un rito, y no eran tan caras como para que significaran un gran presupuesto.
Ahora, son obras literarias, analizadas en muchos aspectos, en la gráfica, la grafía y detalles. Por supuesto pienso que le hacen honor, era hora que les dieran un lugar preponderante en el género, como lo que son, obras de arte.
Del mismo modo adquirirlas no es tan fácil, pero aún se encuentran las librerías de viejos y en buen estado.
A veces lamento haber tenido que deshacerme de la mayoría de las historietas en las sucesivas mudanzas, pero aún tengo algunos números que suelo ojear de vez en cuando y me causan placer.