Kawanabe tanto puede ser una ciudad, como un viaje, como una búsqueda, como un encuentro o todo junto.
Desde que se abre el libro, es como abrirse a un posible problema con el idioma, porque está el título en español y en japonés, lo que ya habla de un sentido cultural, tal vez en el desarrollo de la novela, o del viaje que se sugiere desde el idioma.
Tal vez una insinuación de un complejo sistema de comprensión entre dos culturas que en la era de la globalización no es tan extraña, pero que sin embargo causa inquietud.
De esta novela, hablaron los escritores María Carbó y Roberto Ferro.
Desde el diseño del libro, el color, el estilo minimalista que le asignamos al grácil arte Japonés, este libro se desliza entre sutilezas, no sólo en el lenguaje, sino en el propio viaje que el libro propone, un viaje de búsqueda que espera un encuentro, pero también se puede pensar como huida, un escape del presente hacia un pasado en la búsqueda de la fisura en el que se provoca la grieta provocada por el lenguaje; el padre no le ha enseñado su lenguaje Natal a la protagonista, aunque parece haberle heredado la nostalgia por ese lugar donde parece que empieza una vida, el espacio del lenguaje como si se hubiera desarrollado en la geografía.
El encuentro fue en el Parque Japonés, espacio adecuado para el clima en que se desarrolla la novela, acompañada de un video que insinúa escenas de Kawanabe, la ciudad que da título al libro.
Gozamos del placer de los comentarios del escritor y crítico literario Roberto Ferro.