La comunicación en Internet ha venido a remover la cuestión sobre la escritura y la gramática.
Para muchos, la cosa es terminante: siempre que hay palabra escrita, es reino de la gramática, sin importar el objetivo, ya sea literario, ya sea comunicacional, sin embargo a la realidad le gustan los conflictos, la mayoría, pesca poca atención a lo gramatical, y más a la “expresión”, a lo que se quiere decir.
Esto “que se quiere decir”, tiene más que ver con códigos tribales, de grupo, de composición, de intercambio.
Las modalidades de escritura se difunden por simpatía, por ignorancia, por una serie de asuntos ajenos a las normas escritas, que con la masificación de escrituras que ha proliferado con Internet, se toman como normales y va penetrando, poco a poco a la gramática.
En este caso me voy a referir, meramente a los puntos suspensivos.
Utilizados hasta el hartazgo, con una suposición del que los emplea, que el lector los entiende como interpretación, y no cómo signo ortográfico.
Con lo cual la idea que se va trasladado de ese signo, los puntos suspensivos, adquieren una connotación misteriosa, de sobreentendidos, dudosa –a propósito muchos lo usan para suplantar duda-, en todos los casos: ambigua.
La gramática, justamente, intenta quitar esa ambigüedad de los signos, orientar en su significado correcto, bajo la suposición que todos tenemos que entendernos con un lenguaje único, que todos entendamos cómo traducir, como la mejor manera de entendernos.
Pero, por alguna razón, la trasmisión de estos signos, que se supone todos debemos entender, no se realiza y se va convirtiendo en el juego del teléfono roto.
Es por ello, que este artículo tiene la intención de colocar a los puntos suspensivos en su justo punto, y ofrecer a los escritores las alternativas válidas para suplantarlos por palabras en caso de ser necesario.
1.Si se utiliza al final de una frase: Lunes, Martes, Miercoles…
Implica que la serie sigue, la única palabra posible, y no hay ambigüedad es Jueves. No implica ni duda, como muchos interpretan ni interrupción del discurso.
2.Si se quiere usar como pausa de duda, en todos los casos, es contenido de un discurso oral: Quisiera comentarte….Pero qué pensarás.
En todos los casos, si hay otra frase a continuación, como en el ejemplo, después de puntos suspensivos, la primera palabra va con mayúsculas.
3.Cuando se interrumpe el discurso hablado, ya sea porque se da por conocido lo que sigue, como si se es interrumpido por otra persona:
a.Ya sabes, cuando el río suena…
b._ Quisiera expresarte….
_ No es necesario que me aclares nada
4.Para no terminar una frase muy conocida, que hace referencia a un título o contenido muy conocido. Cuando vayamos a ver la Obra “Blancanienieves…”, nos sentaremos en primera fila.
5.Para evitar reproducir expresiones inconvenientes Qué h… de p…
Teniendo en cuenta que esta es una forma de discurso dentro del escrito, es decir, alguien lo dice, si se va a escribir como un narrador omnisciente, en el texto, se debería emplear las palabras completas.
6.Cuando se quiere dejar un comentario incompleto o un enunciado en duda: Mejor me callo…
Teniendo en cuenta que esta forma es de diálogo dentro del contexto.
7.Cuando no es interrupción del discurso, adquiere interpretación de enfatizar algo, extiende la frase en la entonación: “Seremos o no…pero estamos”.
8.Cuando se enumera, suplanta a la palabra etc o etcétera: Podés mirarme, amarme, usarme, tocarme…
Nuevamente observar la característica de uso dentro de un diálogo, dentro del texto.
9.Entre corchetes, o paréntesis para suspender fragmentos de citas: El sol derritió las alas de Ícaro […]
10.Cuando se quiere indicar que el texto viene de continuación de uno anterior: …y estas son reglas gramaticales del punto suspensivo. O cuando el texto continúa, pero su contenido no agrega ni quita a lo que se quiere expresar o se desconoce su continuación: Seríamos más felices si…
Con tantas formas e interpretaciones, la ligereza con el uso de este signo, se complica dentro de la diversidad de discursos en las que se utiliza en internet.
Sin embargo, hay un uso, especialmente en los textos escritos, donde tiene que ser más cuidadoso el empleo de este signo, en el que no queda claro su objetivo, pero empleado en forma alarmante, ya que se espera que los escritores escriban, no que abrevien, y es el alarmante extremo de su uso en dos casos, suponiendo que sugieren duda, o suponiendo que se cambia de tema.
Para el segundo caso, el signo adecuado es el punto seguido o el punto final, reforzar el cambio de tema con tres o más puntos es inadecuado.
En el caso del primero he aquí algunas sugerencias:
Como ejemplo tomaré una frase cualquiera: Miró de soslayo…se adelantó
En vez de puntos suspensivos, que suponen dudas se puede usar:
·Miró de soslayo, dudó, se adelantó…
·Miró de soslayo, vaciló, se adelantó…
·Miró de soslayo, inquieta, se adelantó…
·Miró de soslayo, titubeó, se adelantó…
·Miró de soslayo, torció el gesto, indecisa, se adelantó…
·Miró de soslayo, lo pensó un poco más, se adelantó…
·Miró de soslayo, permaneció en suspenso, se adelantó…
·Miró de soslayo, se detuvo, se adelantó…
Los últimos puntos suspensivos corresponden al caso 10. De este artículo.
En resumen, los puntos suspensivos, como la mayoría de los signos ortográficos le dan expresión al texto para que el lector interprete su significado, en sí mismo, no forma parte del significado de lo dicho. Esto último en caso de que la grafía no forme parte del significante.
El caso más conocido en los que la grafía es usada como parte del significado, son los textos de Jardiel Poncela, famoso autor que jugaba en su literatura con esa opción. Se caracterizaba por escribir haciendo referencia a la puntuación, con lo que generaba una doble interpretación sobre la escritura.
El ejemplo es la imagen que acompaña a este artículo.
La frase se encuentra en su obra “Donde contemplamos en pleno triunfo al Don Juan que se el lama Pedro”, en el libro de indica esta parte así: Tercera Parte y abajo, entre paréntesis, indica: (continuación de la primera)
A su vez, la obra termina con la frase: Fin de la novela. Sólo para agregar más abajo: No deje usted de leer el apéndice, que esta obra no se ha acabado, aunque lo parezca.
Origen, quizás de lo que sería el uso de frases, palabras, grafías, convenciones de género para resignificar la propuesta literaria.