El gerundio, figura gramatical, tiene mala fama desde el canon de la literatura, sin que se sepa mucho por qué es a su vez tan popular su uso y tan inaceptado.
En el pequeño manual de literatura doméstica, se alienta la práctica de evitarlo, aunque nadie comprende muy bien por qué, más que por alguna razón lingüística las terminaciones “ando” y “endo”, o en su forma “iendo”, gozan de mala prensa.
El gerundio, rigurosamente es de carácter adverbial, una forma no personal del verbo, denota acción de larga duración.
El gerundio expresa modo, motivo, tiempo, condición, se emplea como un modo del absolutismo, “consultando el origen de las palabras…”.
Por alguna razón, difícil de detectar, el gerundio está siendo discriminado, mientras que su uso, conforma un sin número de condiciones y ampliación de conceptos, sutilmente diferentes en compañía de un gerundio, respecto al mismo concepto sin él.
Aunque en los aspectos literarios, se le cuestiona una especie de redundancia, sobre todo en compañía del verbo haber.
Si nos ilustramos con la definición del diccionario no especializado en usos gramaticales, encontraremos que se usa la palabra gerundio para denostar a una persona, lo que se traduce como de carácter afectado, esas personas pretensiosas que hablando de manera simulada, se hacen pasar por cultas o ingeniosas, y que por lo mismo, revelan todo lo contrario.
El gerundio es de amplio uso oral, sin embargo; expresiones como “estoy paseando”, “estoy atendiendo el teléfono”, “estoy estudiando”, son comunes y nadie le asigna pretensión a la persona que las usa.
El gerundio, tiene su uso vedado en los textos literarios, bajo la suposición que vuelve ampuloso al texto, sólo por la forma, sin prestar atención a que en realidad, es una palabra que por sí misma es útil en su concepto, y se puede insertar bien en un texto, comprendiendo bien su acción y evitando las trampas del uso exagerado y pretencioso.
En mi frase anterior, me excedí en su uso dos veces, y prefiero pensar que no han quedado ni desentonado ni fatuo.
Es común en opiniones literarias, indicar que el uso excesivo es antiliterario, y sobre todo, prohibitivo usarlo de título en un texto.
Algunos ejemplos del uso, el gerundio en su función de verbo: Leyendo, nos preparamos para ser escritores, que indica, “mientras leemos”
En su función de Adverbio: Disfruto leyendo novelas de suspenso, Vimos a Borges brillando en su disertación; en el primer caso, “mientras leía”, en el segundo “mientras brillaba”.
Así como tengo intención de desestimar las razones de su destierro, también hay que advertir sobre los usos incorrectos.
Uno de sus usos incorrectos aparece cuando expresa una acción posterior a la del verbo principal: Un grupo de escritores se ha reunido en ocasión de una presentación, resultando la misma en un éxito importante.
En la frase hay dos acciones, “ha reunido..”, que constituye el verbo principal, “resultando”, el gerundio mal utilizado.
La frase correcta sería: “Un grupo de escritores se ha reunido en ocasión de una presentación, la misma ha resultado un éxito importante”, entre otras formas.
Otra podría ser: “Un grupo de escritores se ha reunido en ocasión de una presentación, que ha resultado un éxito”; donde se suplanta el gerundio por el verbo compuesto “ha resultado”.
También es incorrecto el uso que indica finalidad, “Escribió mucho, alcanzando el éxito comercial”; éste último bastante usado en modelos de currículum o de notas de prensa.
La forma correcta sería: “Escribió mucho, alcanzó el éxito comercial”.
Formalmente, en gramática, la definición remite a un sustantivo verbal activo, neutro singular, que declina el infinitivo, en algunos casos que en el mismo infinitivo no existe.
Esta definición viene de su antigua acepción, que originalmente aparece en latín.
Acusativo, Genitivo, Dativo, Ablativo, algunos de estos usos se han perdido porque corresponden al latín, y sus formas se han perdido, y salvo los casos de error, y sin exagerar, no hay por qué no usarlos.
Decimos que la Internet degenera tanto el lenguaje que cada vez es menos necesario tener buena gramática u ortografía, porque en definitiva los lenguajes son dinámicos, y cambian con el uso, porque es principalmente una forma de comunicación, pero en esencia, eso es creer que el lenguaje se acomoda a nosotros y nuestras ignorancias, mientras ello ocurre, para la vida del escritor, el lenguaje sigue siendo el del canon literario, el cual incluye la correcta gramática.
Salvando las distancias de una gramática perfecta, en esta nota, que probablemente no lo sea, me interesó esta reflexión sobre el gerundio, ya que es una cuestión que aparece en muchos textos, sobre todo en los iniciados en literatura.