Uno de los aspectos de la explosión de la información que posibilitó Internet, y que me agrada, es que los que crecimos influenciados con ciertas literaturas, encuadradas como géneros menores, como la Ciencia Ficción, y que muchos creen el origen de nuestras elecciones de vida posterior, perdieron sus límites “naturales” y se está colando en lectores que antes eran impermeables.
Del jugo de lectores de Ciencia Ficción estaban plagadas las carreras de ingeniería.
De estudiante, mis recuerdos más recurrentes son las conversaciones sobre los libros de Ciencia Ficción; los autores, Bradbury, Aldiss, Asimov, eran lecturas obligadas. Probablemente haya sido al revés, el gusto por esos libros eran un camino directo a la elección de la profesión.
Desde Philip K. Dick y la maravillosa Blade Runner, la penetración de la ciencia ficción como literatura considerada “interesante”, comenzó una instancia para ese género del que ya no escaparía: el acceso a los lectores de otra órbita. Lectores que asumen que autores como Borges, se interesaron por Dick, y otros de la esfera de la ciencia ficción.
Tengo la manía de pensar que se debe a Internet, no sólo porque la red acerca lectores y temas, Internet y Borges probablemente circulaban en mundos paralelos sin tocarse, sino porque la concepción misma de Internet es una idea con nacimiento en la ciencia ficción que al final sirvió para absorber a todos los lectores, sin importar las limitaciones de la definición del género.
De alguna manera, como afirmando la línea directa entre la Ciencia Ficción y las ciencias llamadas duras, el mundo de los escritores de Ciencia Ficción solían ser afines y concurrentes, y los lectores y escritores de las literaturas consideradas cultas solían rechazar o al menos alejarse de la ciencias duras como la matemáticas o la física. Actualmente a nadie le extraña pensar que en realidad la Ciencia Ficción es el extracto del futuro del conocimiento, pues de ese género han surgido grandes ideas o descubrimientos en casi todas las áreas de la ciencia.
Hoy en día, esos límites son absurdos o siempre lo fueron, pero no se admitía. Por una parte la situación de “clasificación” como intenta ser la palabra “género”, ya es un concepto de formalización científica; la palabra “clasificación” es usada y abusada justamente como término en su interpretación matemática intrínsecamente.
No es ajeno tampoco el hecho de que la literatura policial conlleva en sí misma mucho de algoritmo matemático implícito, la unidad aritmética-lógica de los cultores, lectores, escritores e investigadores del género policial es casi un ingrediente imprescindible, junto con el desafío a revelar los artificios de su creación.
Los escritores de novelas policiales juegan un partido de ajedrez con los lectores de ese tipo de ficción, así como en el ajedrez, las relaciones entre los componentes del policial son infinitos. La novela “resulta” o no entre aquellos lectores que tienen una capacidad anticipatoria superior a la del escritor y viceversa. Y eso no es otra cosa que un juego de matemática pura, de probabilidades, de la habilidad en guarecerse en la biblioteca propia o en la multiplicidad de jugadas que puede administrar el escritor.
Ezequiel De Rosso, está atento a los despliegues y evolución de la ciencia ficción, tanto en películas como en series que han despertado el intereses de los lectores, si se mencionan palabras claves como Lost, él sabe de qué se habla, como lo manifiesta en el texto “Los vagabundos del Dharma” con el en número 23 de la revista Odradek, sus personajes miran televisión, como la protagonista de “Diario”, en el número 20,
Hay abundancia de nombres de películas como en “Al infinito y más allá” del número 20, escucha música como en “Sobre la palma de mi lengua”, del número 16, impecable título, por cierto; en “Dos pastillas rojas”, del número 9, hace referencia a la famosa película de Ciencia Ficción, cualquier frase que involucre pastillas rojas o azules forman inmediatamente una referencia con la memoria, sin mencionar esa palabra.
No hay que explicar de qué escribe Ezequiel De Rosso, es un escritor compenetrado con el tiempo que vive, interesado en el proceso de la astucia que requiere el desarrollo de la literatura Policial; género que por otra parte es de gran interés entre los escritores argentinos, y a su vez actualizado en todos los aspectos de la época del arte virtual y no tanto.
Entre los textos que se encuentran en la revista Odradek, destaco el enigmático “Otro desastroso rito astral: de estados kinéticos”, del número 26, del cual ya escribí un comentario en el Blog de la revista: Seducida y emboscada.
A leer entonces, las interesantes relaciones que establece Ezequiel De Rosso, entre el mundo como se lo vive actualmente y la literatura.
Aquí abajo, un listado de los textos publicados en Odradek, aunque también se puede bajar la revista en formato pdf.
La revista Odradek es de distribución gratuita, se consigue en puntos de referencia que se encuentran listados en la revista www.odradek.com.ar o en el blog de la revista: http://odradek-odradek.blogspot.com, en donde también se encuentran comentarios sobre los textos y escritores que la componen.
Ezequiel De Rosso nació en Buenos Aires en octubre de 1973. Es licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Es docente de Literatura Latinoamericana en la carrera de Letras de UBA, y en la Fundación Universidad del Cine. En la Facultad de Ciencia Sociales de la UBA enseña Semiótica de los géneros contemporáneos. Prepara su tesis de doctorado sobre el género policial en América Latina. Ha publicado artículos en diferentes revistas y libros. Cuenta con material publicado en la revista de literatura latinoamericana Metaliteratura y es parte del staff de la revista Odradek, también de literatura latinoamericana. En 2005 editó, prologó y anotó la antología Relatos de Montevideo. Es un lector algo obsesivo de novelas policiales y de ciencia ficción.