He venido siguiendo desde el número 1 de la revista Odradeklos cuentos de Yanina Bouche, y dejando de lado la máxima literaria que establece que "toda traducción es una traición", me gustaría compartir las marcas de escritura de esta autora, con quien me identifico, en mis lecturas, debido a algunos de los recursos que manifiesta en sus textos; me dí cuenta que son particularmente especiales en un sentido. Para describirlos en forma técnica: están escritos en código.
Este código no el típico código estándar que toma vocablos del lenguaje común escrito y culto, pero manipulado especialmente por el autor para causar extrañeza, actuando con una voluntad de forma, ni tampoco es un código propio, al que se dota de una especial formalización, que lo separa radicalmente de la lengua estándar.
Este código de Yanina Bouche la coloca inmediatamente en una tribu, en la tribu de los nubenautas, como se autodenominan los que comparten el mismo código. Va más allá de lo que los escritores intentan cuando utilizan un código, por ejemplo, si se desea usar un código coloquial hay formas del habla, como el uso del “che” u otras por el estilo. En ese uso, el autor, posiblemente con intención de imitación, simplemente instala la palabra que es de uso coloquial, comprensible aún cuando el que lee no pertenece al tipo de interlocutor que utiliza ese código. Aunque el ejemplo especialmente ubica al diálogo y al personaje dentro de una cultura particular e incluso en un país determinado.
Lo de Yanina Bouche requiere de otro componente que se da en el uso de la tribu, y es la expresión de la grafía. En el código coloquial no interviene la forma escrita, la forma escrita se la dan algunos escritores, en muchos casos con la aplicación de una interpretación de la forma escrita basada en la fonía, en otros casos el uso de la onomatopeya.
En el código que usa Yanina Bouche no se impone la fonía como rasgo sino la grafía, la forma de las letras y sus significados. Como ejemplo, en el último texto de Bouche, número 29 de la revista Odradek, “Seriedad y discreción”, en el párrafo recuperar a MI Carlos, Bouche usa MI, con mayúsculas, en el sentido de “dicho en voz alta”, lo que seguramente se entenderá por el lector como un resaltamiento en el tono con que se dice esa frase, donde ambos significados no son exactamente lo mismo, aunque el efecto que se consigue no disminuye la intención del cuento, ni la cambia.
Esa es una de las marcas en los textos de Bouche en donde la grafía no corresponde al uso ortográfico, sino a una interpretación propia en el cibermundo, o chats de computadoras en donde la forma escrita tiene que reemplazar de alguna manera expresiones del tono, sin que sea el uso aconsejado o usado por escritores, en donde las suposiciones no se conciben, al escritor se le pide escribir, no exhibir, es decir, un escritor no avezado en las lides del diálogo virtual quizás expresaría, “…recuperar a mi Carlos, resaltando mi…”, o algo por estilo.
Un escritor famoso por utilizar la grafía pero en otro sentido fue Jardiel Poncela, en donde las marcas ortográficas se replicaban en el diálogo literario y de este modo establecía una relación entre lo dicho y la grafía, en ese caso el código estaba explícito y se comprendía el juego. Un ejemplo muy conocido es cuando en un texto Poncela termina una frase más o menos así: "y terminó con un punto.", y el punto era enorme ygordo, casi del mismo tamaño que la "o" final, pero negro.
En el caso de Bouche, recuerdo un texto del número 8 de la revista, uno especialmente significativo en todo lo que se indica en este articulo, y es el hecho de que está escrito completa y explícitamente en este código que estoy comentando: emoticones, se denominan. El texto se titula: “Enviá cuento al 4444”, que ya tiene un fuerte significado referencial con la época de la telefonía, especialmente el formato SMS, o formato de comunicación por celular; en el texto se despliega un muy claro ejemplo del código de la tribu, se llaman emoticones, o en el ingles smiles y se diseñan para indicar emociones. Son combinaciones de letra y signos que miradas desde algún ángulo significan una emoción, al ser un código que se fue inventando con el ingenio individual, se fue enriqueciendo aleatoriamente, algunos de los ejemplos son, los que ella misma esgrime en el cuento; :-D que se traduce como sonrisa vista desde costado derecho, ojitos, nariz, sonrisa, o :-o , asombro, visto de la misma forma que el anterior.
Los textos de Bouche hablan de una escritora con vivencias actuales, hablan de WI FI, como en “Las cosas por su nombre”, en el número 25 de la revista Odradek, de memoria digital, en el número 26, con “Erase”, texto del que ya escribí algo en "horrorisa o risahorror", un artículo en el blog de Odradek , en “Lectura complicada” del número 13, sus personajes preguntan si algo está en inglés, cuestión bastante común entre nubenautas: la preocupación de contar con material en idiomas determinados, colocando a los personajes en ese contexto muy preciso del nubenauta.
No puedo dejar de nombrar el texto “¿Qué es Internet?”, del número 9, con el que me reí muchísimo y aconsejo leer inmediatamente.
Bouche, para mi, está cerca de ese límite ansiado de los escritores en el que el sentido del texto, cualquiera sea su postura adoptada, navega entre diferentes especificidades de texto sin que haya prevalencia de los valores connotativos de las palabras sobre los valores denotativos y la relación que entre significante y significado se amplía y cambia respecto al uso común usando la grafía como expresión del texto, no como curiosidad literaria ni como juego, sino con la intención de un nuevo sentido, otro nivel de comprensión del texto, una especificidad metatextual. Como si el texto tuviera una dimensión más con un mensaje dirigido a cierto lector.
Me atrevo a más en mis suposiciones, en el texto “Las primeras palabras”, del número 16, la mayoría le encontrará un sentido de diálogo interior, de pensamiento que se desarrolla en ascensor, pero no puedo dejar de notar en la grafía una especie de traslación de un dialogo en chat, así, un poco aparentemente inconexo, de palabras cortas, que hacen referencia quizás a varias líneas atrás. Una de las curiosidades de la escritura en chat es cómo se aprende rápidamente a integrar el contexto de cada frase y entender a cual línea se hace referencia, ya que en los chats, hay una natural vertiginosidad en la escritura y no se “espera al otro”, se escribe fragmentariamente y se sigue la conversación a la velocidad de las manos, no a la velocidad de lectura, por ello la escritura tiene que ser corta, expresiva, imaginativa y en código.
Algunos cibernavegantes, naturalmente encontrarán en los textos un mensaje que sólo ellos pueden notar, a muchos les queda invisible ese mensaje.
Son sutilezas a veces, pero un cibernavegante ve estas marcas como un señalamiento diferente, comparto yo misma, con Yanina Bouche las marcas del mismo código, que para muchos pertenece sólo al mundo de las computadoras. Actualmente dicho código se transmite por celulares, en diálogos, en conversaciones comerciales, en muchos casos “replicando” el código considerado juvenil, sin comprender que hay un sustento detrás que tiene que ver con lo que muchos llaman el lenguaje tecnológico, sin que esto signifique confundirlo con el lenguaje técnico.
En ese sentido, los textos de Yanina Bouche, me parece que incorporan un enriquecimiento, usando una nueva forma de decir.
Esta autora se anima a incorporar el mundo virtual en sus obras, y consigue relacionarse aún con los lectores que no están familiarizados con los códigos, ya que su escritura despliega valores poéticos y ciertas maniobras discursivas que hacen a sus cuentos muy interesantes.
Está de más que invito a los lectores a leerla en la revista Odradek. La revista se encuentra en papel en la calle, en el blog y en el sitio se encuentra la lista de kioskos que la distribuyen, o se puede bajar desde los sitios en formato pdf.