Ante la mención de una leyenda, lo primero que se piensa es que es una historia que quiere hacerse pasar por verdad, incluso se estará tentado de creer que seguramente será un relato épico, exagerado y tendencioso, quizás hasta se piense que se dejará de lado la precisión histórica en beneficio de algún aspecto moral o simpático que es el objetivo de la difusión de las leyendas.
El hecho de que ya la narración cuando se denomina leyenda, presupone un aspecto místico o ideológico predispone a tomar la historia con la denominación que le dio el Romanticismo: tradición popular.
Las leyendas a diferencia de los cuentos, están ligadas a principios, personajes determinados, lugares e incluso objetos, monumentos, época; la historia se relaciona en forma cotidiana con aconteceres que de repente se vuelven extraordinarios y ello lleva al nacimiento de una Leyenda con el objeto de honrar el acontecimiento, o porque lo extraordinario del acontecimiento o situación se considera digno para ser trasmitido por la oralidad o la forma escrita, como un beneficio o lección a las futuras generaciones. Mayormente el lector al cual va dirigida es la humanidad.
Pero debido a toda esa carga de características es que las leyendas son ideales para esconder lo real; considerada ficción previamente, se ha vuelto una estrategia como tan bien expresa el texto de Poe “la carta robada”, que buscaban en lugares insólitos y en realidad estaba completamente expuesta a la vista de todos.
Una de las acciones de la Leyenda, es que los interlocutores encuentran en ellas algo que los relaciona, desde alguna perspectiva, al hecho, con el objeto de tomar el desenlace como una especie de horizonte de expectativa válido.
El escritor, profesor de Literatura Latinoamericana, Roberto Ferro, se ha dedicado a investigar algunas leyendas urbanas, que son mejor denominadas leyendas literarias, y les ha dedicado una atención especial, sustentada en una investigación personal.
Ha dado en llamar a estos trabajos: Heterónimos, e involucra a ciertas personalidades del mundo literario.
Lo interesante es que ha decidido dar a conocer tales investigaciones difundiéndolas en una revista y en su propio sitio personal.
Algunos sospechamos que tal vez son biografías que se esconden detrás de la palabra Leyenda, el escritor Roberto Ferro, hace declaraciones en referencia a estas investigaciones en su blog: http://robertoferro.blogspot.com , pero en mi opinión personal está, quizás tratando de desviar, las posibles sospechas que se puedan sostener como medio para soslayar el hecho de que el clasificarlas como leyendas no quita, que los lectores tengamos nuestros propios criterios de lectura, sin importarnos los títulos.
Invitamos a leer el material que a su vez se encuentra también en la página del escritor Roberto Ferro, como una reafirmación de sus convicciones: www.robertoferro.com.ar que estimula a prestar atención al hecho de que el tema se encuentra en el menú principal del sitio en la misma relevancia que los otros ítems del sitio.
Hay que destacar que el escritor, declara que tiene en sus manos otras investigaciones que dará a conocer posteriormente. La primera, ya publicada, hace mención a otro importante escritor de nuestro medio: Ricardo Piglia.
Estaremos ansiosos, esperando comentarios, sobre todo si el escritor Ricardo Piglia tuviera la generosidad de refutar o aclarar tal “leyenda”.