El género policial, uno de los más atractivos, nos une en las preferencias de la mayoría de los lectores, sin importar el tipo de literatura por el que nos inclinamos.
Cuando se habla de Agatha Christie, se la nombra como la reina del crimen, destacándose en lo que se llama el género del Misterio.
Pero qué son estos géneros, el policial, el de misterio, el de suspenso.
Repitiendo las palabras de Borges, la novela policial, debe tener un principio, un desarrollo y un fin, sin alguno de estos elementos no es posible recrear el género.
La idea es que debe haber una resolución para un misterio planteado, sino, no tiene sentido el texto.
Las diferentes variantes de nombres refieren a un tipo variación dentro de la resolución de la novela, entre la novela de suspenso, la policial, la de misterio, se pueden identificar elementos comunes: en todas ellas hay una investigación, que puede ser llevada a cabo de diferentes modos, puede ser por un detective, periodista, entrometido, historiador, o quién sea, pero consta de una investigación.
Se investiga sobre varios asuntos, si el asunto es un robo, estafa se puede encuadrar en lo policial, o se suspenso, si el caso es un crimen, es de misterio o detectivesca, si es de asuntos políticos, entonces es de espías.
En la forma, la novela de este género es un tipo de organización y trama donde el autor intenta desviar la atención del lector, ofreciendo todas las pistas posibles, pero disfrazándolas, fragmentándolas, ofreciéndolas de manera que bien dosificadas sostienen el interés en la resolución.
Hay un consenso general en considerar a la novela de misterio, no simplemente a un crimen y su resolución, sino al conjunto organizado de elementos complejos, personajes, características, contextos históricos, geográficos, y con énfasis en las características de los personajes y es en esta combinación donde Aghata Christie brilla.
Simplificando la relación del hombre y el referente con que se enfrenta la vida, se puede decir que hay dos tendencias, o la emocional, irracional e intuición donde los sentidos prevalecen, o el modo racionalista, con aplicación de la lógica, ambos enfrentados a un mismo hecho, cuentan con interesantes variantes de interpretación.
Agatha Christie coloca en el escenario de su literatura personajes de ambas tendencias, y los unos se imbrican en argumentos de los otros, provocando un conjunto de pistas reales, pero con una geografía compleja que sume al lector en un mar de dudas, con el fin, por supuesto de desviar la atención.
Una novela de misterios es en definitiva un enfrentamiento entre dos cualidades humanas, la lógica y la intuición, aplicados a un sistema que se sale de una norma civilizada: el principio de preservación de la vida.
En las novelas de esta escritora, las personas comunes, conviven con alguien que puede saltarse esa norma, pero ninguno lo parece, para descubrirlos hay que desarmar la trama con que la escritora nos presenta las situaciones, los diálogos, el lenguaje y sobre todo construir una psicología de cada personaje, para reorganizar el relato, vinculados ahora desde otro punto de vista, en una lógica diferente que es muy difícil de elucidar, sobre todo por la precisión de esta autora, que requiere que todos los elementos de la trama encajen perfectamente en el engranaje de la escena del crimen, de su ocultación, de la astucia del asesino.
Esta autora es tan meticulosa en la característica de sus personajes que ya son muy conocidos, tanto Miss Marple como Hércules Poirot, forman parte de esa constelación ineludible de los verdaderos detectives.
Amamos a Poirot y amamos a Miss Marple, y el mayor logro de la autora es la enorme pluralidad en las formas de explorar el género con soluciones impensadas que dejan al escritor de misterios novel una tarea ardua y compleja para superar.
En este género, me gusta recomendar la antología que realizó Ricardo Piglia, lectura obligada para los que quieren incursionar en la literatura de misterios, me refiero al libro antología “Crímenes perfectos”, que contienen los relatos: "El tonel de amontillado" de Edgar Allan Poe, "La confesión de Stavroguin" de Fedor Dostoievsky, "El difunto Mister Elvesham" de H.G. Wells, "Una cama terriblemente extraña" de Wilkie Collins, "Los asesinos", de Ernest Hemingway, "Una rosa para Emily" de William Faulkner, "Señor, Tú que me ves" de Patrick Quentin, "El problema final", de Arthur Conan Doyle, "La muerte y la brújula" de Jorge Luis Borges, "Cuento para tahúres" de Rodolfo Walsh, "A las tres" de William Irish, "Soborno y Corrupción" de Ruth Rendell, "La heroína" de Patricia Highsmith, "Crimen premeditado" de Witold Gombrowicz, "La larga historia" de Juan Carlos Onetti y "El productor Asistente" de Vladimir Nabokov.
Aunque llamativamente no se incluyen relatos de Agatha Christie, pero el libro es un compendio bastante completo de las formas literarias que se han publicado respecto al género, desde el punto de vista de sus formas, recursos, variaciones.
Pienso que en cada relato puede verse alguna coincidencia con al menos un libro de los publicados por Agatha Christie.
En la obra de la autora hay rasgos característicos estables, como el hecho de que la solución, la investigación infalible, la solución provendrá de un origen particular, peculiar, una mente superior, privada. La policía o autoridad es una especie de decorado que permite que la investigación se deslice, es necesaria como operador habilitante, hay asuntos que una viejecita como Miss Marple no puede conocer, salvo de la mano de un agente o inspector; lo mismo para Poirot. Los detectives son cultos y cuentan entre sus saberes aspectos que van más allá de la experiencia policial, lo cual pasa a conformar otro de los rasgos característicos del género, que trabaja con clises, estereotipos y fórmulas, cuyo arte combinatorio o de disfraz determinará al acierto del relato o su fracaso.
En el jugo de Agatha Christie se cuece lo mejor de la narrativa de misterio, literatura obligada para todo lector.